COLUMNA INVITADA

México y los peligros de la indiferencia

La violencia triunfa cuando hay tres tipos de personas: los agresores, las víctimas y la mayoría indiferente

OPINIÓN

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Guillermo Lerdo de Tejada / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Elie Wiesel fue una de las voces más potentes para denunciar la violencia en el siglo XX —entre otras cosas, ganó el Premio Nobel de la Paz de 1986 —.

Él habló desde la experiencia más pro - funda: a sus 16 años sobrevivió las atrocidades de los campos de concentración de Auschwitz y Buchenwald, de lo cual deja una estremecedora memoria en su libro La Noche. Para Wiesel, en el alma humana acecha un vicio igual de peligroso que la violencia: la indiferencia para combatirla.

Nuestro país siempre ha sido violento; pero hoy ocurre algo inédito. Además de su agrava - miento —estamos, por ejemplo, en los niveles históricos más altos de asesinatos—nuestro problema actual es también uno de extravío y podredumbre moral. Hoy, nuestro gobierno promueve la indiferencia ante la violencia y los violentos. En parte el intento de normalización es instrumental, una justificación del fracaso. El patrocinio oficial de la indiferencia tiene también un componente ideológico.

El lopezobradorismo ve en los criminales no verdugos a quiénes combatir y llevar ante la ley, sino mártires: gente buena transmutada en matones, torturadores, extorsionadores, secuestradores y violadores por culpa de una realidad injusta que no les deja alternativa; como el soldado nazi dispuesto a asesinar niños porque “sólo seguía órdenes”; como el marido que golpea a su esposa, a quien hay que disculpar porque se pasó de copas.

Tal visión se resume en la infame idea de “abrazos, no balazos”. Los videos donde las Fuerzas Armadas, sin oponer resistencia, son humilladas por delincuentes que quedan libres para atormentar poblaciones enteras, evidencian no una omisión de nuestros valientes soldados, sino una orden del gobierno civil para rendirse.

Esta abdicación es la crítica central de Wiesel: “la indiferencia siempre beneficia al agresor, nunca a la víctima”. El peligro más grave es que la población termine aceptando esta política oficial de indolencia. Wiesel advierte que “la indiferencia es tendedora, y sobre todo seductora”, porque lo más fácil es voltear al otro lado —hasta que nos toque a nosotros y no quede nadie para defendernos. La violencia triunfa cuando hay tres tipos de personas: los agresores, las víctimas y la mayoría indiferente.

La rabia, continúa Wiesel, al menos provoca una respuesta, pero la indiferencia justifica la inacción, que es donde estamos ahora en México.

Pese a ser un pacifista sincero, Weisel sabía que para vencer la violencia se necesitan más que buenas intenciones. Los soldados que derrotaron al fascismo no iban armados con flores, sino con rifles y la disposición de usarlos.

Queremos la paz para México, pero ello exige tomar partido claro del lado de las víctimas; y sí, un uso racional pero contundente de la fuerza. No nos resignemos a vivir en un infierno donde la indiferencia sea política pública.

POR GUILLERMO LERDO DE TEJADA SERVITJE

COLABORADOR

@GUILLERMOLERDO

MAAZ

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