AIRE PARA PENSAR Y DEJAR PENSAR

Madrid y sus secretos que me guardan

A quien le confías tus dolores y amores se convierte en algo sagrado. Madrid sabe mucho de mÍ

OPINIÓN

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Paola Albarrán / Aire para pensar y dejar pensar / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Soy una eterna enamorada de Madrid. Madridholic. Madrid es matriz, vida, agua, es refugio y escudo. Es arcoíris en algunos barrios, es nacionalismo colgado en algunos otros balcones. Madrid es tendencia, innovación, vida las 24 horas del día. Es historia y tradición. Son casetas de escritores, es moda y deporte. Son miradas que cruzamos, es cambio y propuesta; es receptiva. Hay bancas que son nostalgia y hay otros rincones que guardan historias.

Iba caminando en la Gran Vía con la mirada clavada en una de tantas esculturas monumentales que, aparentemente sin sentido, coronan muchos de los edificios de la ciudad. Caminando y mirando hacia arriba me preguntaba, ¿qué fin podría tener poner tantas estatuas tan pesadas sin ninguna funcionalidad aparente?

Pareció contestarme fuerte y claro; aquella escultura imponente que coronaba la consejería del Medio Ambiente, un par de hombres tirados por un cuarteto de perros, para prácticamente decirme, que su funcionalidad es levantarnos la mirada. Es obligarte a mirar para arriba. Caminar recto y con la mirada clavada en el cielo.

Es ponerte en sintonía con la vida, de no necesitar un despertador para arrancar el día. Es recorrer a pie encontrándote contigo, es sentirte sostenido por los demás, aunque vengas en silencio, es la poca prisa de los demás y su amabilidad.

Es su música, sus canciones y la gente que las canta, es la poca pose pretenciosa y la constante de hablar bonito de la ciudad, es ser repetidores de la magia de este manantial.

Es también el flamenco que te quema el alma, que te rasga los sentidos. Es dejar armonizarte con el compás. Y con las cuerdas de las guitarras, es conectar con ese quebranto. Cuando el mundo parece estar apagado y la piel encendida.

Madrid es esa casa que veo como un palacio de cristal. Es el lugar para cargar el alma y tejer historias donde la profundidad libera a la verdad.

Realmente nadie sabe la distancia entre el mar y el cielo, entre una sonrisa y un duelo, pero sus cafés y bares sabrán muchos de estos secretos. Calles que se adornan con besos y recuerdos que son eternos. Secretos que guarda Madrid que jamás serán revelados.

Madrid te abraza si quieres que te abrace, como el oso al madroño. En Madrid cabemos todos; los de vanguardia y los clásicos. Desde la Cibeles a Neptuno, caben exposiciones temporales y otras que hacen que permanecen siempre, es tiempo detenido, es suspiro que alivia, nutre y cura.

Bien se dicen que no hay ni mar, ni ríos, y que en la puerta del sol no hay sol, pero lo que sí hay es hogar para muchos y refugio de muchos más. Madrid se recorre cómodamente, porque siempre puedes ser tú. Muchos no nacimos en Madrid, pero de alguna forma somos de ahí, y es que cuando te enamoras de algo, de alguna forma, te pertenece.

POR PAOLA ALBARRÁN

paolaalbarran1@gmail.com
IG: @paolaalbarran

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