¿Qué pasaría si uno de los vecinos de México fuera una república fundamentalista religiosa?
Sería una posibilidad para poner nervioso a cualquiera y aunque es una remota probabilidad crearía problemas si se cumplieran a rajatabla las propuestas de la derecha a la que Donald Trump abrió la puerta y fortaleció.
En ese sentido, los principios aprobados por la más reciente convención del Partido Republicano de Texas, son un ejemplo.
Dominado por su sector más militante y extremista, el grupo aprobó una plataforma tan retrógrada que podría competir con el Estado Islámico, excepto por su declaratoria de cristianismo.
De entrada, declara la creencia de que las elecciones de 2020 fueron fraudulentamente concedidas a los demócratas, y por tanto, el actual presidente Joe Biden no fue legalmente electo, un señalamiento que hoy parece normal entre los militantes republicanos más cercanos a grupos religiosos, racistas y proarmas.
Reitera el presunto derecho de Texas para separarse de Estados Unidos, sobre la base de que fueron una república independiente, entre 1838 y 1847.
A partir de eso, hace una literal declaratoria de fe y principios cristianos que luego, a lo largo de un documento de 40 páginas, incluye una extensa postura contra la inmigración ilegal, así como señalamientos contra el aborto o los derechos de grupos sexualmente diversos, se opone al control de armas de fuego y plantea la idea de instruir a los maestros en su uso para fortalecer la seguridad en las escuelas.
Igualmente, rechaza a los organismos internacionales y cualquier cesión de soberanía estadounidense a sus mandatos, a comenzar por la cancelación de su membresía en la Organización de las Naciones Unidas y grupos como la Organización Mundial de la Salud.
En lo que se refiere a la frontera, plantea que los cárteles de la droga sean declarados grupos terroristas internacionales, amén de pedir "que tanto la Legislatura de Texas como el Congreso de Estados Unidos den prioridad a la asignación de fondos para asegurar efectivamente la delimitación, a través de cualquier medio necesario, que incluye, entre otros, barreras, un muro fronterizo y/o cerca en todas partes a lo largo de la limitación donde sea factible y útil, así como personal y tecnología por tierra, mar y aire. Texas buscará reembolso del gobierno federal por los gastos incurridos en la seguridad de la frontera".
Una de las primeras lecciones de la política estadounidense es que no hay un partido político nacional, sino una coalición de formaciones estatales de pensamiento similar, pero con posibles diferencias y que en este caso los de Texas no son necesariamente representativos de todos los republicanos.
El problema es que la parte a la que sí representan es la que hoy parece controlar ese partido y haría un vecino incómodo, muy incómodo, si llegaran a controlar la política de Estados Unidos, como hoy parece viable.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
CAR
SEGUIR LEYENDO:
Nicaragua y América Latina ¿gracias de qué?