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La sucesión: ¿igual o diferente?

Un análisis superficial del proceso sucesorio o de corcholatas en el país que más Coca Cola consume en el mundo

OPINIÓN

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Óscar Sandoval / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Un análisis superficial del proceso sucesorio o de corcholatas en el país que más Coca Cola consume en el mundo, señalaría que el presidente López Obrador quitó el freno: mentira y error.

Estamos en cambio de régimen, lo que obliga a tener presente cuatro cosas: primero, las reglas se escriben a mano, segundo, la continuidad es el eje. Tercero, el nuevo modelo democrático solo hace escala en el INE de Córdova y Murayama; y, cuarto, por tradición, la oposición se construye desde el partido en el poder; la externa, es el juego que se baila al grito de Yuri “todos son iguales” y el corrido #Mañanera “nosotros somos distintos”.

Cuando se gobierna hay cosas que urgen y otras que se planean para que pasen, o no… Entre las que apremian está el juego político de la transformación. En las que “depende” está, por ejemplo, las energías limpias y la relación con Estados Unidos que se juega desde Palacio Nacional, porque ayudan a construir percepciones. Entre ellas dos que no debemos perder de vista: el viejo juego de “Estados Unidos nos va a salvar” y “sufragio efectivo, no reelección”.

Jugar a que el presidente se equivoque es quererse equivocar. Es cierto México está encaminado a salir, muy posiblemente dentro de este sexenio, de las quince principales economías del mundo (Banco Mundial). La narrativa #4T ante ello es simple: son números neoliberales; no crecimos, pero el pueblo está mejor, y el cambio en el tablero es global. En resumen, la apuesta es por el bienestar, que es cualitativo, no la riqueza, que es cuantitativo.

En economía y en discurso, las apuestas del presidente no son del todo equivocadas en el corto plazo. El petróleo y la refinación son un ejemplo.

Canadá (51.3%), México (8.4%) y Rusia (7.9%) son los tres principales vendedores de petróleo a Estados Unidos (EIA); y en la nueva geoeconomía política, alguien tiene que tomar el lugar del país de Putin. EE. UU. necesita el petróleo, pero también la refinación, que por cierto representa el 14% del costo de la gasolina (Visual Capitalist), y lo requiere cerca.

Esto no necesariamente significa que el lugar lo va a tomar México en los hechos, lo que sí señala el dato es que discursivamente es una oportunidad: el titular publica que “hay” acuerdos en energías limpias y los números que crecen las exportaciones y los resultados positivos de Deer Park y Dos Bocas. Además, suma a los casi 662 miles de millones de dólares que comerciamos con nuestro vecino del norte.

Hay otro factor en el proceso de sucesión presidencial. En México asumimos que aprobación del Ejecutivo es sinónimo de confianza en el gobierno o en las instituciones. No hay datos públicos para México porque para las encuestadoras es mejor vender popularidad, pero sería interesante conocer si México confía en el gobierno, las instituciones o la persona que nos gobierna.

Atentas las corcholatas con el escenario en el que gobernarían y las condiciones en las que lo harán: el jefe de estado moral no tiene término constitucional.

La oposición y los conservadores han dedicado el sexenio a darle la razón al presidente. Apostar al declive económico como factor electoral, puede sumarse a los muchos errores que la oposición política ha cometido. El juego de los empresarios de “nada más hay que aguantar `dos` años más”, suma votos y con ello continuidad.

Ver lo que quiero ver, porque es mi mejor escenario posible, y no lo que pasa es el pecado de México y falso pragmatismo en cambio de régimen. ¿Lo vamos a seguir cometiendo?

POR ÓSCAR SANDOVAL SAENZ

CONSULTOR, SOCIO DE 27 PIVOT

OSANDOVALSAENZ@27PIVOT.COM

@OSANDOVALSAENZ

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