COLUMNA INVITADA

Sólo 16 años de prisión para un depredador

La sentencia contra el líder de la luz del mundo, lejos de brindar justicia, es un aliciente para que este tipo de gente siga dando rienda suelta a sus bajos instintos

OPINIÓN

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José Lafontaine Hamui / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Decepcionante la sentencia que recayó al acuerdo entre la Fiscalía y la defensa de Naasón Merari Joaquín García, líder de la secta La Luz del Mundo. El mismo juez demostró decepción al señalar que sus manos estaban atadas; dijo: “Los abogados, hicieron lo que hacen los abogados”.  En este caso se utilizó la herramienta legal, más enfocada en la política criminal que en la justicia, más enfocada en despresurizar sistemas procesales que en la reparación del daño a las víctimas.

Este sujeto fue condenado a 16 años y ocho meses de cárcel por abuso infantil. El desfile probatorio contaba entre otros órganos de prueba con un sin número de testimonios de víctimas, y a cambio de no ser sometido a juicio, confesó haber obligado a dos niñas a que le hicieran sexo oral y haber cometido actos lascivos con una menor.  El juez aceptó el acuerdo entre la Fiscalía y la defensa, la sentencia terminó con el proceso penal, así sepultaron la posibilidad de que este repugnante ser, quien es conocido como el “apóstol de Jesucristo”, rinda cuentas por las otras 34 acusaciones, entre ellas; trata de personas, violación, extorsión y posesión de pornografía infantil.  De haberse juzgado y encontrado culpable de todos estos delitos, como seguramente hubiera acontecido, hubiera pasado el resto de su vida en prisión, donde pertenece.

El juez se disculpó con las víctimas y acusó a la fiscalía de abandonarlas.  “Les pido disculpas, mis manos están atadas”, dijo el juez al condenar al depredador, y reprendió a la Fiscalía por “abandonar a las víctimas”.  Llamó al asqueroso autoproclamado "Siervo de Dios" textualmente un depredador sexual.  

Cinco víctimas, en su mayoría menores de edad al momento en que ocurrieron los hechos, esperaban que el juicio les diera la oportunidad de contar por primera vez su historia. Esa oportunidad llegó en la audiencia, marcada por testimonios desgarradores donde se exigió infructuosamente justicia.

El “apóstol” era acusado de tener un grupo de niñas y adolescentes que eran reclutadas por fieles de su organización y que eran coaccionadas hasta ser abusadas por él.  Se les pedía bailar, tomarse fotografías en lencería, hacer masajes y tener relaciones sexuales, en contra de su voluntad.

Lo más grotesco es que la secta sostuvo desde su detención, que el depredador era “honorable” e “inocente”, señalaban que las acusaciones eran obra del demonio. Algunos portavoces de esta secta, justificaron que el acuerdo de culpabilidad al que llegó su líder con la fiscalía es en razón que “no había garantías de un juicio justo”. Aún hoy lo consideran un mártir.

Para las víctimas que han arriesgado su vida para denunciar los abusos cometidos a nombre de esta pseudoiglesia, donde se les inculcaba a las niñas que servir y ser tocadas por el “apóstol” era “una bendición”. Obviamente esta sentencia no es suficiente y el acuerdo es una burla. Este es el claro ejemplo del porqué la gente no cree en la justicia y en las instituciones. Este sujeto puede obtener su libertad en menos de 5 años 4 meses, lo anterior por el tiempo ya servido en prisión. Mientras tanto ¿Quién protege el derecho humano de las víctimas a ser escuchadas y protegidas? ¿Quién protege a l@s niñ@s y jóvenes de esos depredadores? ¿Cuántos casos más tendremos que escuchar sobre depredadores sexuales en las filas de ministros? Sobre todo ¿cuántas sentencias de este tipo, retiros de silencio, y manazos serán las consecuencias de tanto daño? Estas niñ@s y adolescentes no sanarán en 5 años, muchas de ellas requerirán de toda la vida para salir del trauma.  Esta sentencia lejos de brindar justicia, se convierte en un aliciente para que los depredadores sexuales, sigan dando rienda suelta a sus bajos instintos.

POR JOSÉ LAFONTAINE HAMUI
ABOGADO
@JOSE_LAFONTAINE

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