ANÁLISIS

Economía circular en tiempos de guerra

En términos simples, hay que trabajar más, para ganar igual, y tratar de comprar lo mismo, o menos tal vez, si es que se tiene un empleo

OPINIÓN

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Miguel Ángel Marmolejo / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego”. Mahatma Gandhi.

Las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea en contra de Rusia, así como sus represalias, han puesto en jaque o al menos en un impasse, no solo al destinatario de la sanción, sino también a todo el mundo, al limitarse el flujo continuo de bienes y servicios a través de las cadenas de suministro y valor que operan en el comercio internacional, profundizándose la escasez y el inevitable incremento de los precios, espiral que también se alimenta por la guerra de aranceles -al parecer en tregua- entre Estados Unidos y China, y finalmente, la crisis de suministro de semiconductores y ahora la de los alimentos.

Este estrangulamiento económico o distorsión del comercio internacional, tiene como consecuencia “no intencional”, una inflación anárquica, justamente por los efectos de la misma escasez, lo que ocasiona una erosión del poder adquisitivo, una precarización de los ingresos. 

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En términos simples, hay que trabajar más, para ganar igual, y tratar de comprar lo mismo, o menos tal vez, si es que se tiene un empleo. Es una transferencia del costo de la guerra, un sacrificio oculto que tolerar, irónicamente sin el previo consentimiento del gobernado.

Mikael Wigell, Director de Investigación del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales, explica que las sanciones económicas, esencialmente funcionan en 3 etapas: 1. Como Amenaza, 2. Cuando se aplican parcialmente para lograr un objetivo en específico y, 3. Cuando se aplican totalmente, ya en un estado de guerra económica, para tratar de debilitar la economía del destinatario y desacoplarla de otros flujos económicos, considerándoseles actos de guerra.

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Uno pensaría que lo lógico sería adaptarse a este subtipo de economía de guerra, tolerando el racionamiento, el control de la producción y el autoabastecimiento a cargo del Estado (economipedia), sin embargo, una opción más viable en pleno siglo XXI para la zona de Norteamérica, consistiría en acelerar las acciones y las políticas públicas de economía circular (reducir, reutilizar, reciclar), a fin de asegurar el funcionamiento eficiente de las cadenas de suministro y valor, como una medida contra-cíclica a la inflación y a las sanciones.

Acciones como la circularización de las cadenas de suministro y valor, en términos de la publicación “Towards the Circular Economy: Accelerating the scale-up across global supply chains”, del Foro Económico Mundial, en cooperación con la Fundación Ellen MacArthur y McKinsey & Company, permiten adoptar criterios eficaces para el desarrollo de la arquitectura de un modelo económico circular (INECC, Informe final 2021), siempre en concordancia con los derechos de propiedad intelectual.

Actualmente los Diputados Federales discuten una iniciativa de Ley General de Economía Circular, que, a pesar de todas sus vicisitudes, representa una excelente oportunidad que debe aprovecharse.

POR MIGUEL ÁNGEL MARMOLEJO CERVANTES
COLABORADOR

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