COLUMNA INVITADA

Momentos tricolores

El PRI experimenta la orfandad política, porque el expresidente Peña Nieto se autoexilia en España; José Antonio Meade volvió a la vida privada

OPINIÓN

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Onel Ortiz Fragoso / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Se habla mucho de la crisis del Partido Revolucionario Institucional (PRI); poco de las razones que explican su actual situación. Veamos los momentos más significativos que definen el presente y el futuro del que fuera el partido gobernante en México por  71 años.

1987-1988, la salida de la Corriente Democrática del PRI. No fue la única incisión, pero sí  la primera en que los protagonistas representaban una ala importante de los equilibrios del partido. Junto con Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Efigenia Martínez, también salieron una generación de jóvenes priístas como Cristóbal Arias, Leonel Godoy y Andrés Manuel López Obrador.

1994, asesinato de Luis Donaldo Colosio. El PRI nació después de la muerte de un presidente electo, Álvaro Obregón; algo muy importante para este partido fue asesinado también esa tarde en Lomas Taurinas. A la pérdida de Luis Donaldo, súmese la salida de Manuel Cámacho Solís y su equipo, que años más tarde coincidirían en el PRD y después, en Morena.

1997, triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas en la Ciudad de México. Al frente del PRD, Andrés Manuel López Obrador capitaliza los conflictos priístas. Recluta a Ricardo Monreal, Leonel Cota Montaño y Adolfo Sánchez Anaya.

2000, nuevo siglo, Vicente Fox gana la Presidencia, el PRI deja de ser el partido en el poder. Cogobierna con el PAN. El eje del poder priísta deja de estar en la Presidencia, para instalarse en las cámaras del Congreso y en los gobiernos estatales. Sigue la salida de cuadros, como la de Manuel Bartlett.

2012, después de dos gobiernos panistas, Enrique Peña Nieto gana la Presidencia de la República, pero la hegemonía priísta no se restituye. Escándalos de corrupción, ineficacia y frivolidad rasgan el velo de credibilidad de Peña Nieto. El PRI recupera el poder, pero es un partido sin identidad y sin proyecto.

2018, Andrés Manuel López Obrador gana la Presidencia de la República, el PRI cae de nuevo al tercer lugar. La alianza del PRD con el PAN provoca el éxodo masivo de militantes y cuadros perredistas a Morena. El PRI experimenta la orfandad política, porque el expresidente Peña Nieto se autoexilia en España con visa dorada; su candidato presidencial, José Antonio Meade vuelve a la vida privada y el gobernador del Estado de México renuncia a sus tareas partidarias. Militantes y cuadros políticos inician su incorporación en segunda o tercera fila en el gobierno de López Obrador.

De 2018 a 2021, el PRI dejó de ser opción de poder y su alianza con el PAN lo diluye ante el electorado. Perdió casi todos sus gobiernos estatales.

Desde 2019, Alejandro Moreno controla al PRI como su patrimonio personal.

Sin poder, sin recursos, sin proyecto, ni militancia, el éxodo de priístas sigue al auto exilio, a la iniciativa privada y a Morena. Eso pienso yo, ¿usted qué opina?

La política es de bronce.

Por Onel Ortíz Fragoso

@onelortiz

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