CLARABOYA

La cuenta regresiva

El domingo pasado más de cinco millones de mexicanos acudieron a emitir su voto en seis estados

OPINIÓN

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Azul Etcheverry / Claraboya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El domingo pasado más de cinco millones de mexicanos acudieron a emitir su voto en seis estados para renovar sus gubernaturas. A diferencia de otros ejercicios democráticos intermedios del pasado, existía mucho interés alrededor del proceso debido a la coyuntura política y social actual, así como una oportunidad de revisión sobre la situación de los principales actores e instituciones partidistas en el país.

De acuerdo con los resultados del Instituto Nacional Electoral, Morena y sus aliados ganaron 4 gubernaturas, Hidalgo, Oaxaca, Tamaulipas y Quintana Roo, mientras que la oposición retuvo los gobiernos en Durango y Aguascalientes. Dependiendo la postura partidista, a dichos resultados se le podrían dar diversas interpretaciones en un intento de justificar los buenos o malos resultados.

Como en todo proceso de elección de funcionarios, se habla de la intención del voto, sobre las virtudes y defectos de candidatos, de abstencionismo, entre otros factores. No obstante, desde las elecciones presidenciales de 2018 en las que el movimiento de la 4T llega a la presidencia de manera apabullante, las fuerzas políticas, hoy en la oposición, han tenido que lidiar con una fuerza ascendente legitimada con la preferencia en urnas.

Este proceso de la semana pasada nos mostró el avance territorial del partido oficialista que, por lo pronto, aspira a convertirse en una fuerza hegemónica ante una oposición que no ha sabido y/o querido hacer la serie de reestructuraciones necesarias, no sólo para sobrevivir como fuerzas regionales sino como para verdaderamente transformarse en opciones viables que funjan como ese contrapeso real que hoy tanto se necesita. Ya no es momento sólo de “reflexionar” sobre los errores, sino de verdaderamente hacer la tarea, hacer política en la calle, reivindicar el profesionalismo electoral.

Hoy la mayoría de los partidos políticos son vistos como entes innecesarios, corruptibles, parte de un pasado bochornoso al que nadie quiere regresar. La autocrítica en estos espacios sigue sin aparecer, en cambio vemos como opciones históricamente disonantes hoy se consuelan con alianzas bajo una especie de discurso “del mal menor” que no lleva a ninguna parte.

Para la oposición en la actualidad ya no basta sólo con in en contra del oficialismo, las reglas del juego han cambiado, la gente está más informada y es claro que quienes no están de acuerdo con el grupo en el mando tampoco están dispuestos a regresar a los que hoy son percibidos como los viejos esquemas del poder.

Ahora bien, no con ello estoy diciendo que Morena sea una fuerza imbatible, su abrumadora falta de resultados, la carencia exacerbada, la nula estrategia en seguridad, salud, educación, economía, traen consigo un elevado costo social y político del que tarde o temprano le cobrarán factura electoral. Sin embargo, también hemos visto como es el grupo en el poder perpetúan viejas prácticas electoreras y adoptan personajes entre sus filas, lo que pareciera señalar que el único mecanismo de atracción del voto es mediante artimañas y no un trabajo de campo meticuloso y bien estructurado.

Cada vez están más cerca las elecciones en Coahuila y Estado de México, hoy gobernados por la oposición, antes de las presidenciales en 2024. La cuenta regresiva inició, veremos si el movimiento social convertido en partido político y luego en bloque oficialista se perfila para ser la nueva fuerza hegemónica o si sus malos resultados, falta de estructura e improvisaciones los rebasan.

POR AZUL ETCHEVERRY
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@AZULETCHEVERRY

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