La intensa digitalización de una gran cantidad de ámbitos de la vida cotidiana ha alcanzado al turismo. El día de hoy, con el uso permanente de la tecnología, se ha transformado la manera en la que planeamos, reservamos y pagamos nuestros viajes. Al utilizar las modernas plataformas de reservaciones, un viaje a cualquier destino turístico del mundo puede ser planeado en su totalidad con un dispositivo con acceso a internet.
Si tomamos en cuenta el impacto económico que el turismo tiene en la economía global, consistente en una aportación de más del 10% del PIB mundial, podemos advertir la relevancia que esta actividad asume en nuestros días. Por ello, es importante reflexionar en torno a las implicaciones que la protección de los datos personales tiene en el actual funcionamiento de estos modelos de negocios.
Aunque la digitalización del turismo ha simplificado y economizado en buena medida el acceso a estos servicios para los consumidores, la moneda de cambio para ello ha sido la práctica generalizada de entrega, tratamiento y recopilación de cantidades impresionantes de datos personales para hacer funcionar el engranaje de los servicios turísticos modernos.
La manera en la que se tratan los datos personales en el sector turístico es un asunto de la mayor importancia tanto para los consumidores como para las empresas que prestan dichos servicios. Para los primeros, es trascendental emplear medidas de protección de sus datos personales en tanto que al momento de acceder a través de esta modalidad a los servicios turísticos hacen entrega de información financiera (números y contraseñas de tarjetas bancarias), información personal (nombre y número de pasaporte), y en el contexto de la pospandemia, información sobre el estado de salud (certificados de vacunación o pruebas de diagnóstico de COVID-19).
Por cuanto hace al cuidado de los datos personales a cargo de las empresas turísticas, estas deben implementar medidas para el adecuado tratamiento y almacenamiento de dicha información. Al respecto destacan antecedentes como el procedimiento sancionador 78 de 2021 ante la Agencia Española de Protección de Datos, en el que se impuso una multa de 30,000 euros a un establecimiento turístico en España por obtener y almacenar de manera indebida la fotografía del pasaporte de un turista.
En México, el propio Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) ha impuesto importantes multas a empresas del sector turístico, desde agencias de viajes hasta aerolíneas y complejos hoteleros por el incorrecto tratamiento y la violación a los principios en materia de protección de datos personales que tutela nuestra legislación, sin embargo, para ello resulta trascendental fortalecer la cultura de la denuncia entre los usuarios de servicios turísticos.
Conscientes de estas problemáticas, el pasado dieciséis de mayo diversas personas comisionadas del Sistema Nacional de Transparencia (SNT), especialistas en protección de datos personales y representantes del sector turístico, tuvimos la oportunidad de reunirnos en Quintana Roo, en el marco de la Ruta de la Privacidad, programa permanente de difusión de la cultura de la protección de datos personales en nuestro país, para reflexionar en torno a las relaciones entre tecnología, turismo y datos personales, y diseñar las estrategias pertinentes para la salvaguarda de la privacidad en una realidad hipertecnificada.
@AristidesRodri
@AgundisYerena