PERISCOPIO

AMLO, en su cuarta campaña presidencial

El reto mayor está en hacerse de nuevo del control del Legislativo

OPINIÓN

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Raymundo Sánchez Patlán / Periscopio / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Destapó el presidente Andrés López Obrador a su principal gallo para contender en las presidenciales de 2024: él mismo. Porque a todas luces el fundador y líder de Morena, y nadie más, se hizo del monopolio de la estrategia de campaña que ya echó a andar su gobierno rumbo a la sucesión, tal cual hizo con la consulta de revocación de mandato, saltándose todas las restricciones a las que estaba obligado por las leyes electorales.

Su nombre no estará en la boleta en los comicios para sucederlo, pero desde ahora ya se reveló como el estratega, el ideólogo, la imagen, la voz cantante…, en suma, el gran jefe de campaña para la corcholata que al final elija para Morena.

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Los demás, incluidos el candidato y la dirigencia del partido quedarán como actores de reparto en su puesta en escena para su proyecto transexenal.

Por eso dice confiado: “Vamos a seguir ganando, sí vamos a seguir ganando los juegos por paliza”, como hizo el pasado 1 de mayo, seguro de traer las riendas de la campaña.

También por eso, sube y baja aspirantes. El pasado 4 de abril, en la mañanera, el Presidente aseguró que su paisano tabasqueño y secretario de Gobernación, Adán Augusto López, “no es precandidato a la presidencia, porque me está ayudando a la transformación del país..., entonces que no se confundan, él no está haciendo campaña”. Pero la semana pasada, lo metió entre su caballada gorda, junto con la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum y el canciller Marcelo Ebrard.

“Adán (Augusto López), está ayudándome mucho como secretario de Gobernación; pero no sólo se trata, sí se está pensando en eso (en la candidatura presidencial), en Adán, no. Podría decir que la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum es de primera, íntegra y honesta, y podría decir lo mismo de Marcelo Ebrard”, señaló.

Un juego similar al de la bolita, en donde tapa y destapa a sus aspirantes, con la consiguiente consecuencia de que los interesados peleen por su amor, tal cual se ha visto en diversos actos, como si la candidatura dependiera de quién es el que grita más fuerte “es un honor estar con Obrador”.

Sin embargo, es consciente de que a su proyecto no le bastará con ganar la presidencia en 2024, pues el reto mayor está en hacerse de nuevo del control del Legislativo, tanto en el Cámara de Senadores como en la de Diputados.

Porque de poco le valdría a su heredero o heredera retener la silla del águila si la oposición mantiene una representación mayor o similar a la actual, en la que puede frenar iniciativas, como ocurrió recientemente con la Reforma Eléctrica.

De esa preocupación salió la propuesta de reforma electoral, con la que pretende reducir de 500 a 300 diputados y de 128 a 96 senadores, eliminando a legisladores de mayoría relativa en aras de que asciendan sólo los de representación proporcional, donde López Obrador tendría ventaja.

Es decir, quiere dejar la mesa puesta a su sucesor (a), para que ese mandato no tropiece con un Legislativo que le haga contrapeso, y se dé continuidad a su llamada cuatroté.

Además, eliminar al INE como dice la iniciativa le facilitaría la realización de consultas a modo, sobre todo las de revocación de mandato, con las que tendría maniatado al mismísimo titular del Ejecutivo, a sabiendas de que no tendrá los niveles de popularidad de los que él goza y con los que mueve masas de acuerdo con sus intereses.

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Un plan que lo colocaría a partir de 2024 en una presidencia moral, muy parecido a un Maximato, aunque ya sabemos lo que le pasó a Plutarco Elías Calles con Lázaro Cárdenas.

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EN EL VISOR: Quiere el líder de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, colgarse la medallita en el tema de la regulación de la marihuana. Impulsa un periodo extraordinario para aprobar su despenalización, tema en el que discrepa el presidente López Obrador.

POR RAYMUNDO SÁNCHEZ PATLÁN
RAYMUNDO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@R_SANCHEZP

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