POLITEIA

¿Una segunda vuelta para México?

Cuando no hay segunda vuelta se incentiva que el elector haga un voto estratégico a fin de maximizar la utilidad de su sufragio, pero no vota por su preferido

OPINIÓN

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Fernando Rodríguez Doval / Politeia / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El pasado domingo se llevó a cabo la elección presidencial en Colombia. Como ningún candidato obtuvo más de la mitad de los votos, habrá una segunda vuelta el 19 de junio. Los dos finalistas son Gustavo Petro, exguerrillero y candidato de una coalición de partidos de izquierda bolivariana, y Rodolfo Hernández, empresario populista con posiciones ideológicas transversales. El tercer lugar, el derechista Federico Gutiérrez, ya anunció su apoyo a Hernández con tal de evitar que gane Petro.

El caso de Colombia vuelve a traer sobre la mesa la posibilidad de que en México se pudiera aprobar una segunda vuelta para la elección presidencial, propuesta que ya ha sido presentada por los diputados del Partido Acción Nacional.

La segunda vuelta está presente en 67 por ciento de los países que, como México, tienen un régimen presidencial, y busca que ante elecciones cerradas, como las que comúnmente se dan en democracias competitivas, se asegure que la votación emitida a favor de un candidato sea lo suficientemente representativa no sólo para obtener un triunfo electoral a través de una mayoría, sino también para asegurar la legitimidad y estabilidad al encargo público que va a desarrollar.

La segunda vuelta garantiza que quien resulte electo no sea un “perdedor Condorcet”, término que en la ciencia política define a la alternativa que perdería con todas las demás en competencias binarias, es decir, a la menos preferida en un enfrentamiento uno a uno pero que, en cambio, en una elección múltiple puede resultar vencedora.

De esta forma, con la segunda vuelta se protege de mejor forma la preferencia real de los electores. En el caso de Colombia, pareciera que el perdedor Condorcet es Petro, y de esta forma se podría evitar que llegue a la Presidencia.

Cuando no hay segunda vuelta se incentiva que el elector haga un voto estratégico a fin de maximizar la utilidad de su sufragio, pero no necesariamente esto implica votar por su opción preferida. En cambio, al existir segunda vuelta, el elector puede votar en primera instancia por su mejor opción (voto ideológico) y después por su segunda preferencia (voto práctico).

Por otro lado, la segunda vuelta suele favorecer posturas políticas más cercanas al votante mediano, ya que los dos candidatos finalistas acercarán sus posiciones al punto del espacio político en donde se encuentra la mayoría de la población. También estimula que las alianzas electorales se den hasta después de la primera vuelta, y que en esta puedan presentarse los partidos y candidatos ante los electores con su propia identidad.

Hay elementos para suponer que la segunda vuelta fortalecería a nuestra democracia y daría más poder a los electores. Ojalá haya un debate sereno y propositivo al respecto.

POR FERNANDO RODRÍGUEZ DOVAL

POLITÓLOGO

@FERDOVAL

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