TIEMPO DE INFRAESTRUCTURA

¿Logrará el país construir con ética?

En las obras de infraestructura del país, no actuamos como debe ser, sino lo que interesa es cortar el listón, sin importar si está bien o mal el desarrollo y si va a servir o no

OPINIÓN

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Manuel García / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México

Nuestro sector sigue dando de qué hablar, por un lado, tenemos que, a finales de febrero, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el indicador global de la actividad económica (IGAE), señaló que la industria de la construcción se contrajo en 3.0 y que fue su peor caída desde noviembre de 2020, lo anterior sin duda representa un deterioro económico y desempleo para el país y un golpe para las pequeñas y medianas empresas mexicanas.

Por otra parte, continuamos con las noticias de que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Secretaría de Marina tienen cada vez más participación en los temas de la infraestructura.

Queda clara la intención del Ejecutivo hacia estas dependencias o Secretarías, lo que se quiere a través de ellas es evitar la “burocracia” presupuestal, las rendiciones de cuentas, cumplimiento de normas o leyes, tener que justificar los sobrecostos de las obras, “no cumplir” con la Ley de Obras Públicas, por señalar algunos temas.

Se dice en “los pasillos”, que el gobierno quiere terminar las obras y proyectos antes del último año de administración.

Por un lado, está bien, pero por otro, se imaginan la inactividad que tendremos de obras a partir de 2024–2025, casi dos años donde no habrá trabajo y actividad por el cierre del gobierno y el inicio del nuevo.

Nuestro horizonte a futuro es que tendremos, a partir de hoy, 19 meses más de chamba solamente.

En días pasados, un estudiante de la carrera de ingeniería civil que está en el extranjero me comentó que una de sus materias es ¡Ethics Technology and Engineering! (Wiley Blackwell).

La ética dentro de la sociedad es un tema como lo señaló el fundador Aristóteles: Disciplina filosófica que estudia el bien y el mal y sus relaciones con la moral y el comportamiento humano. También se define como: Conjunto de costumbres y normas, que dirigen o valoran el comportamiento humano en una comunidad. Hoy en día ya no se enseña ética en las escuelas y universidades.

Países menos corruptos, como Dinamarca, Finlandia, Nueva Zelanda y Noruega, privilegian la ética de sus ciudadanos, en México favorecemos las decisiones cuando se tiene un beneficio político, que dé votos o que suba la popularidad de la clase gobernante.

El libro de Ética inicia con un capítulo sobre la muerte de los seis astronautas que fallecieron el 28 de enero de 1986, cuando explotó el Challenger y que meses después del informe de una Comisión Especial, que en su momento informó al presidente Ronald Reagan, se le comentó que existieron una “serie de fallos” en la toma de decisiones de la NASA, que provocó el accidente.

Se comenta que previo al lanzamiento, se reunieron funcionarios de la NASA, proveedores, asesores, revisando los elementos de los cohetes, principalmente el “anillo que debía sellar la junta” (defectuoso), que al final provocó el accidente. En la junta se sabía que podía existir un riesgo en el lanzamiento, se señala que derivado de que estaban de por medio las críticas al posponer la operación nuevamente, y a que el proveedor de los cohetes no fue ético en sus “comentarios”, se lanzó el Challenger.

Otro ejemplo, es el Paso Exprés de Cuernavaca. De este proyecto, que durante su desarrollo se registraron más de 80 accidentes viales, con un saldo de 21 muertos y no pasó nada, nadie con responsabilidad.

Tiene una longitud de 18.5 kilómetros, con una inversión de dos mil 213 millones de pesos, si dividimos este monto entre los kilómetros, nos dan 153 millones de pesos por kilómetro, ¡increíble!, pero la matemática no falla, a esta fecha no hay nadie en responsabilidades por el sobrecosto desmedido que tuvo en tiempo y presupuesto.

Como ustedes recordarán, el 12 de julio de 2017 transitaban padre e hijo (Juan Mena López) en la recién inaugurada vía, el auto cayó a un socavón que terminó con la vida de los dos ocupantes del vehículo, motivado por una falla en el pavimento.

Derivado de lo anterior, se vinieron las investigaciones, informes y recomendaciones de la CNDH.

La sugerencia a Banobras, Conagua, Gobierno de Morelos, Ayuntamiento de Cuernavaca y SCT, es que “privó la negligencia y posible corrupción”, tema de la mano casi en la mayoría de las obras mal ejecutadas en el país.

Los informes de la CNDH señalan que nadie valoró correctamente el “famoso tubo que cruzaba la obra por debajo de la tierra” y que tenía problemas de “socavaciones severas” y desbordamiento de agua en el kilómetro donde se formó el socavón. 

Los responsables, en este caso la SCT, consideraron un problema “menor” que al final, se convirtió en una tragedia humana por falta de “ética”, como señala el libro del alumno.

Yo me pregunto ¿para qué queremos la Ley de Obras Públicas o cambiar ésta, si al realizar los proyectos, no la cumplimos…?, por falta de ética.

POR MANUEL GARCÍA GARCÍA
DIRECTOR GENERAL DE SIMAS, CONSULTORÍA EN INFRAESTRUCTURA
MANUEL.GARCIA@SIMAS.COM.MX

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