DE LEYENDA

La Premier

La Liga Premier de Inglaterra es la mejor liga de futbol profesional

OPINIÓN

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Gustavo Meouchi / De Leyenda / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Este año, el futbol ofrece muchos argumentos en favor de esa conclusión. En primer lugar, aunque cuatro de las cinco grandes ligas europeas concluyeron oficialmente el fin de semana pasado (el torneo alemán finalizó una semana antes), la mayoría se resolvieron hace semanas.

Incluso, la liga española y la francesa se definieron hace más de un mes, por lo que las más o menos cuatro jornadas que siguieron, fueron en muchos casos irrelevantes, y en algunos otros tediosas y desgastantes para jugadores y aficiones.

Sólo la Premier tuvo a los espectadores en vilo hasta el último minuto de los dos partidos simultáneos que definieron la competición, el domingo 22 de mayo.

Parte del secreto está en la autovaloración. En muchos países europeos el certamen local es menos importante que la Champions League. De hecho, cuando muchos se preguntan por qué Pep Guardiola no ha perdido su trabajo como director técnico del Manchester City, tras no haber obtenido ninguna Champions con ellos, la simple respuesta es que a cambio ha coronado cuatro veces a los celestes, en los últimos seis años, como campeones de su liga y eso, en términos del orgullo inglés, es tanto o más valioso.

De hecho, aunque fue una decepción caer ante el Real Madrid, en las semifinales, la angustia de Pep, sus muchachos y su afición durante el primer tiempo de su partido el domingo, era muy contagiosa.

En términos de dramatismo está muy bien planeado que ambos encuentros tengan lugar al mismo tiempo. Tras perseguirse inmisericordemente durante 37 jornadas, Manchester City y Liverpool llegaban cada uno a su cita con un punto de diferencia, en la cúspide de la tabla.

¿Solo a mí me parece irónico que fuera la afición residente del estadio Etihad, sede del City, la que se haya apropiado del clásico Hey Jude, de los Beatles para apoyar a su equipo? Si lo es o no, por su parte, los de Anfield, estadio del puerto de Liverpool, están muy contentos con su You'll Never Walk Alone. Así empezó todo, como una guerra de bandas entre los aficionados.

Otra cosa notable de la liga Premier es que, equipos de media tabla y hacia abajo, pueden llegar a darle un susto al mejor, e incluso, morderlo. En Anfield, apenas a los tres minutos del silbatazo inicial, el mexicano Raúl Jiménez le sirve un balón a Pedro Neto, quien solo tuvo que empujarlo en la portería local, dejando a jugadores, técnico y afición con la boca abierta. Los lobos, que acabaron en la posición 10 de la tabla general, le encajaban la mandíbula en la pierna a los porteños. El gol fue festejado, tanto por los hinchas del equipo que lo anotó, como por los que a kilómetros de ahí apoyaban a los citadinos en su estadio, y vigilaban el encuentro del rival en sus celulares.

Los porteños se reagruparon rápidamente y sólo 21 minutos después, Sadio Mané los puso a mano y regresó, a todos, al punto de partida.

Ya que los Wolves se habían permitido su travesura, el Aston Villa, equipo en la posición 14 de la tabla general, no pudo quedarse atrás y ensombreció el panorama citadino en el minuto 37, cuando Lucas Digne mandó un centro medido a la frente de Matty Cash que remató sin que Emerson tuviera ninguna oportunidad. Ese gol caló más, porque los de Manchester venían de haber empatado con el West Ham a dos goles, en la jornada anterior, en un partido que debió ser una victoria sencilla. Con ese peso y aun con lo del Real Madrid encima, su confianza no estaba en el mejor de los lugares.

Las matemáticas tampoco ayudaban. Con solo un gol más en Anfield, el Liverpool tendría un liderato que sólo podría perder con dos goles del Manchester. Aun así, el optimismo porteño se tambaleó cuando el centrocampista Thiago Alcántara, miró primero a Jürgen Klopp, su entrenador, y luego al cielo, pidiendo auxilio; tenía sentido el tendón de Aquiles, una lesión que lo mantiene aún hoy en duda para la final de la Champions, el próximo sábado.

Al regreso del descanso, la suerte pareció compensar esa desventaja a los rojos de Anfield cuando Phillippe Coutinho anotó el segundo gol del Aston Villa en el minuto 69. Necesitando anotar un mínimo de tres goles ahora, un Pep desencajado, sacó del campo a Riyad Mahrez y Bernardo Silva, y mete a Gündogan y a Raheem Sterling, intentando sacudir a su equipo y configurarlo para ser más ofensivo.

Los movimientos dan resultado, y al 76, Ilkay Gündogan anotó. Insuficiente en los tableros, ese tanto al menos motiva al equipo y a la afición, lo suficiente para que, dos minutos después, Rodri prendió un balón fuera del área, imposible para el portero rival y empató el partido.

La incredulidad no le estorba al júbilo, pero los citadinos saben que aún les falta al menos uno; por lo que Kevin De Bruyne se interna en el área rival y centra un balón raso que llega a los pies de Gündogan, quien vuelve a anotar, dándole por fin la ventaja a los de Guardiola, y ahora sí el estadio explota, tan estruendosamente, que el festejo alerta a los del Liverpool que de nuevo están en desventaja.

Como si le gritaran directamente a él, Mohamed Salah contesta en la portería de los Wolves en el minuto 84.

Con seis minutos de tiempo regular, más lo que añada el árbitro en cada encuentro, ambos equipos no pueden hacer otra cosa que dar lo mejor y esperar. Los de Liverpool esperan que los citadinos se equivoquen o los del Aston Villa vuelvan a levantar la cabeza. Los del Manchester tampoco están tranquilos, porque saben que los porteños se esforzaran hasta el final, y cuando en Anfield cayó el tercer gol por la vía de Andrew Robertson y el árbitro decretó cinco minutos de reposición en el Etihad, la afición ruega porque el Aston Villa no logre el empate.

El alivio que sienten cuando por fin llega el silbatazo final, nos enchinó la piel a muchos a miles y miles de kilómetros a la distancia, mientras escuchábamos aún más fuerte el Hey Jude.

Es cierto que me dio gusto que el Manchester City ganara, pero también es verdad que si el Liverpool se hubiera alzado con la victoria es posible que hubiera sentido la misma emoción. Eso tiene la Premier League, que tienes que reconocerles a todos su mérito enorme y pensar que sea cual sea el resultado, el futbol gana, y eso no en cualquier liga, aun cuando sea europea.

POR GUSTAVO MEOUCHI
COLABORADOR
@GUS23258924

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