MOLTI DIVERSI

Pero sigo siendo el Rey

Las dos versiones sobre el regreso del rey Juan Carlos I a su patria, España

OPINIÓN

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María del Mar Barrientos / Molti Diversi/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Hace unos días estuve en España, en donde cada mañana, mientras desayunaba, veía en la televisión, el noticiero de 24 horas, tan conocido en TVE, después caminaba por las calles de Madrid, y veía en los puestos de periódico la misma noticia en todos los medios: “El rey ha vuelto”. El rey emérito, Juan Carlos I, quien ahora vive en Abu Dabi, regresó a España para asistir a una regata. A su llegada fue recibido por su hija, la infanta Elena, su incondicional, su primogénita. El júbilo por su regreso se pudo ver cuando llegó al Club Náutico, donde fue recibido entre aplausos, mientras todos los ahí presentes exclamaban: “¡Viva el rey!”.

Su llegada se hizo sentir por cada rincón de España, el rey, que también es abuelo, sorprendió a su nieto Pablo Urdangarín durante un partido de balonmano, las imágenes son entrañables, el rey extraña a los suyos, y los suyos lo extrañan también, y cuando digo los suyos, me refiero a miles de españoles que lo quieren de vuelta en su país.

Todos los políticos eran cuestionados sobre el regreso del monarca, a lo que algunos (la mayoría) contestaban que debería de haber vuelto a rendir cuentas y no a una regata. En la Plaza de Toros de Las Ventas, en Madrid, durante varias corridas en el marco de la Feria de San Isidro, se escuchaba constantemente en los tendidos un grito que exclamaba, “¡Que viva el rey!”, a lo que la gran multitud reunida contestaba a coro: “¡Que viva!”.

Las opiniones son encontradas, por un lado, están aquellos que desean que el monarca salde sus cuentas y enfrente a la ley, y luego, están los que lo quieren de vuelta porque es parte de ellos, de su historia, su cultura. El rey que les devolvió la libertad, la democracia.

Juan Carlos I volvió con una sonrisa, saluda a todos, disfruta de sus amigos, de la comida, de los olores, de la música y de todo aquel que se acerca a saludar, un rey muy campechano, como lo describen los que lo quieren, los que continúan agradeciéndole su labor, su servicio a España. Lejos de cualquier opinión pública, se palpa el sentir del pueblo, monárquicos o no monárquicos.

Pero los desencuentros no son sólo con los comentarios de políticos y funcionarios, el rey también tiene que saldar cuentas con su familia. El pasado 14 de mayo se celebraron 60 años de su boda con la reina Sofía, la princesa griega que le dio su corazón y muchos años de lealtad, y a la que según la opinión pública humilló. Don Juan Carlos conserva el amor de los españoles, pero parece que ya no el de su esposa, quien prefirió viajar a Florida.

Las acciones del rey serán juzgadas por la Historia, pero parte de la Historia continúa viéndolo como el hombre que les devolvió la patria; los políticos ya no, el repudio hacia él es grande, exigen justicia, cuentas claras. Yo partí de España con conocimiento de causa, observando las reacciones de la gente ante el regreso del emérito, con las dos versiones, la del hombre que traicionó, y para los que el rey ha muerto, y la opinión del pueblo que celebra, y para los que don Juan Carlos de Borbón y Borbón sigue siendo el rey.

POR MARÍA DEL MAR BARRIENTOS
MARIMAR.BARRIENTOS@ELHERALDODEMEXICO.COM
@MARIMARBAT

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