Los partidos van al centro en búsqueda del elector mediano. Los votantes son racionales: premian y castigan gestiones de acuerdo al desempeño del gobierno en turno. El poder de la incumbencia explica la gran mayoría de los resultados electorales, es decir, sin el apoyo del gobernador saliente es más difícil ganar una elección. El electorado mexicano es conservador y electoralmente ordena sus preferencias de manera distinta, pero sus preocupaciones son las mismas: la inseguridad, la falta de empleos bien remunerados y el manejo de la crisis sanitaria. La variable “corrupción” es un mal predictor en un modelo de orientación del voto mexicano.
En cuestiones ideológicas el electorado mexicano no ha cambiado mucho y se ha mantenido al margen de la estridencia política. El elector mediano es conservador, privilegia el orden y quiere ver al ejército en las calles en una guerra frontal con los grupos delincuenciales; condena el aborto y la legalización de las drogas; es tolerante frente al matrimonio entre personas del mismo sexo, y se opone a la creación de barreras arancelarias y la construcción de un muro en la frontera. El votante mediano se opone a la migración hacia México.
Los proyectos políticos de oposición -que aspiren gobernar- tendrán que asir la bandera de la seguridad y la erradicación del narcopopulismo; como parte central de su oferta programática. Sin abandonar los programas sociales de transferencias directas, la generación de empleos y el manejo de la economía tendrán que ser otro componente de la narrativa del “México ganador” que enarbola el frente opositor.
En los comicios estatales que culminan en el verano, los candidatos de oposición, es decir, los que no perecen al oficialismo le han dado la vuelta a la lucha frontal en contra del crimen y la delincuencia. De las seis entidades en disputa la oposición conservará solo dos: Aguascalientes y posiblemente Durango. Si esto se confirma, el oficialismo gobernará en 22 entidades y hará pírrica la victoria obtenida por la oposición en el Congreso al votar en contra de la reforma eléctrica. La mayoría de los gobernadores operará en favor de la continuidad del obradorismo en el 2024.
La oposición no ha podido articular un discurso alrededor de valores que apele a un amplio segmento del electorado. La disidencia tendrá que generar una narrativa que explote el deseo de superación de los mexicanos, el trabajo duro y que sean el mérito y el esfuerzo el factor que determine el reconocimiento social. Si la oposición sigue dividida y con una narrativa indescifrable y críptica para el mayor número de votantes, no habrá manera de revertir la situación de emergencia en la que se encuentra México.
POR ALEJANDRO ECHEGARAY
POLITÓLOGO
@AECHEGARAY1
MAAZ