Innegable, Elon Musk es un genio de nuestro tiempo. Fundador de empresas de tecnología que están cambiando el mundo como lo son SpaceX, Neuralink y Tesla. Admirado por científicos, empresarios y… populistas. ¿O será al revés?
Quizá de ahí su actitud deleznable tanto en lo referente a política como en la forma de comunicarse. También, no pocas veces, ha resultado todo un charlatán. Y es que no está peleada la inteligencia creativa con las ideas sociales y políticas retrógradas y demagógicas. Lo mismo sucedió con Henry Ford, quien creó un coche fabricado en serie —y por lo tanto accesible a gran parte de la población—, pero apoyaba a Adolf Hitler y al nazismo.
Elon Musk fue demandado por la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos por falsear información en el sentido de que había conseguido financiación para una adquisición privada de Tesla. Lo anunció por Twitter, la misma red social que hoy en día quiere/no quiere (o no puede) comprar. Fiel a su estilo, nunca aceptó su culpabilidad.
Ha difundido también información falsa —e irresponsable— sobre el covid. Algunas de sus declaraciones suelen ser controversiales y si bien tiene una visión futurista bastante bien dotada, cuando se trata de información científica o técnica, usualmente la tergiversa.
En su más reciente bravata, el millonario lanzó una oferta para adquirir Twitter por 44 mil millones de dólares (su fortuna está calculada en más de 230 mil millones de dólares). Con ello logró volverse el centro de atención, lo que aprovechó para lanzar comentarios que esbozan a un populista en ciernes.
Y después de que vendió acciones de Tesla y bajó el valor de las criptomonedas en el mundo, pareciera que Musk perdió el interés de hacerse de la red del pajarito. Para ello, aduce la alta cantidad de bots, spam y cuentas falsas que replican el contenido en dicha red social. Llegó a externar su opinión al más puro estilo de Trump, Bolsarano o López Obrador, al utilizar un emoji de popó para contestarle un comentario al actual CEO de Twitter.
Pareciera que los términos escatológicos les encantan a los populistas. Recordemos el “fuchi caca” de AMLO o “países/agujeros de mierda” usados por Trump para referirse primero a Haití y El Salvador y, luego, a los demócratas. Y hablando de demócratas, resulta que Musk anunció que ahora votará por los republicanos porque, según él, los demócratas se han convertido en promotores de la división y odio. Olvida que los que intentaron tomar El Capitolio norteamericano eran gente que apoyaba a Donald Trump, y quienes esparcen el odio son los republicanos seguidores del ex mandatario estadounidense.
Es curioso, el asunto ese del número de bots en Twitter también ha sido señalado por López Obrador y Trump para criticar a sus adversarios políticos. Sin embargo, cuando se han analizado las cuentas de los mandatarios, se ha encontrado que más del 50% de seguidores son inexistentes.
A su vez, el argumento aquel del complot, tan socorrido por los líderes antes mencionados, Musk lo usa ahora. De hecho, inició una campaña denunciando un “ataque político” en su contra por parte de las autoridades estadounidenses, cuando en realidad son la FTC (Comisión Federal de Comercio de los EEUU) y agencias reguladoras las que lo están investigando debido a que algunos ciudadanos han interpuesto demandas en contra de sus productos.
Pareciera que Elon Musk está resuelto a apoyar las causas populistas de algunos líderes del continente. Triste, pero es su derecho. Total, si bien sus opiniones son controversiales y no pocas veces denotan enojo, al menos es creador de tecnología útil para la humanidad.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO
MAAZ