COLUMNA INVITADA

Memoria y presente

Bien por México, que ante la emergencia en Ucrania, respondió con herramientas eficaces y acciones puntuales

OPINIÓN

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Guillermo Ordorica / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México

Hace unos días, a invitación del gobierno de Rumania, regresé a Siret, cruce fronterizo de este país con Ucrania. En plena línea divisoria, vinieron a mi memoria los rostros de gente asustada y mirada incrédula; de personas que habían dejado todo atrás en la búsqueda de cielos seguros. Fue en Siret donde, a partir de finales de febrero, se dio un intenso flujo de personas que cruzaron a territorio rumano para escapar de la guerra. Con nieve y vientos gélidos, menores de edad, adultos mayores y personas con necesidades especiales confirmaron en esos días la verdadera dimensión de esta crisis humanitaria.

En esta nueva visita a Siret, las cosas parecían diferentes: la crisis humanitaria, sin dejar de ser, ha adoptado un cariz distinto y ya no hay filas interminables de personas y autos que intentan dejar Ucrania. Del lado rumano, fluyen hacia el país vecino alimentos, mercancías y vehículos para la atención de emergencias, donados por diversas organizaciones y países. La frontera está abierta y opera en ambos lados. No obstante, este diagnóstico es apenas superficial y esconde la realidad de un conflicto que preocupa a la comunidad internacional.

No hay que olvidar que, en su momento, el conflicto fue tan grave que incluso la comunidad mexicana residente en Ucrania se vio afectada. A la sazón, la embajadora de México en Kiev, Olga García Guillén, hizo un oportuno llamado para salir del país. Decenas de personas mexicanas decidieron acogerse a un programa de repatriación voluntaria.

No sin dificultades, pero con el escudo que brinda la política de protección integral de México, decenas de connacionales salieron de Kiev y otras ciudades de ese país para alcanzar la frontera. La mayoría enfiló hacia Siret, Rumanía, donde fueron cálidamente recibidos por el personal del Servicio Exterior Mexicano de nuestra Embajada en Bucarest. En la capital rumana, fueron acogidos con dignidad en refugios habilitados por las autoridades locales y, posteriormente, se les trasladó a México en dos vuelos de la Fuerza Aérea Mexicana, enviados por instrucciones del presidente de la República. En gestos que acreditan la tradicional solidaridad de nuestro país, en dichos vuelos también viajaron personas latinoamericanas y se entregó ayuda humanitaria a Rumania.

Los buenos resultados obtenidos son producto de experiencias in situ y del desarrollo de conceptos y políticas de documentación y protección consular, que hoy confieren a México prestigio internacional. Esta experiencia puso a prueba la pertinencia de las diplomacias consular y pública de nuestro país y dio testimonio de la utilidad que tiene para todas las representaciones diplomáticas y consulares contar con un registro actualizado de los compatriotas que residen en sus circunscripciones. De igual forma, la fluidez, oportunidad y calidad de la reacción de los gobiernos de Ucrania y Rumania para atender solicitudes de protección de los connacionales fue consecuencia de la labor cotidiana que realizan las embajadas de México en esos dos países para interactuar con sus contrapartes.

Enhorabuena por México y su valiosa política exterior, que en esta compleja coyuntura acreditó, una vez más, capacidad de coordinación, operación y respuesta. Bravo por una diplomacia que es motivo de orgullo por su compromiso histórico con el multilateralismo, el desarme, el desarrollo y la paz. Bien por México, que ante la emergencia respondió con herramientas eficaces y acciones puntuales, dirigidas a proteger los derechos, integridad e intereses de los mexicanos, allende las fronteras. Desde una Siret donde las praderas, antes nevadas, ahora florecen y se dejan acariciar por vientos templados, el deseo de que pronto se resuelva el conflicto internacional en Ucrania.

Por Guillermo Ordorica Robles

Embajador de México en Rumania

MAAZ