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¿Qué se puede aprender del avance científico y tecnológico de China?

China ha logrado, en tan solo dos generaciones, pasar de ser un productor de manufacturas sencillas, a ser un líder en tecnologías de última generación.

OPINIÓN

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Rubén Beltrán Palafox / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Al hablar con jóvenes chinos, uno escucha historias similares: “mis abuelos solo podían soñar con estudiar en una universidad, pero hoy soy un programador de software para una gran compañía tecnológica china”.

China ha logrado, en tan solo dos generaciones, pasar de ser un productor de manufacturas sencillas, a ser un líder en tecnologías de última generación. No existe una receta para este éxito, pero es posible destacar algunos elementos que han impulsado su transformación.

Visión a largo plazo. Se planea para que haya logros graduales y constantes en el tiempo, y se considera que solo así se construyen los cimientos de la psique colectiva en favor de los estudios científicos y tecnológicos (STEM).

Educación. El enfoque es integral, fomentando los estudios STEM desde temprana edad, de manera trasversal, y adaptándolos a diversos grupos socioeconómicos: mujeres, infantes, funcionarios públicos, obreros, adultos mayores, etc. Todos pueden aportar teniendo las herramientas adecuadas.

Legislación. La Ley de Ciencia y Tecnología de China es algo genérica, pero esto se compensa con regulaciones e iniciativas gubernamentales ad hoc que se adaptan rápidamente a nuevas tecnologías.

Círculos virtuosos. Las empresas estatales y privadas chinas y las universidades colaboran sinérgicamente creando puestos de trabajo para recién graduados de carreras como economía digital, robótica e inteligencia artificial.

Cooperación internacional. China fomenta la colaboración técnica tanto con países desarrollados como en desarrollo bajo el principio de aprendizaje mutuo.

Innovación. La creatividad e innovación no pueden enseñarse, sino que tienen que desarrollarse; por lo que se han creado ambientes académicos que fomentan las competencias más que el aprendizaje de datos, y centros de trabajo que premian el pensamiento “fuera de la caja”. Hoy China es el país con más patentes registradas por año.

Financiación. Para que los ambientes de innovación sean sostenibles, se han creado fondos y atraído fuentes de financiamiento dedicadas a la creación de PYMES tecnológicas y a la “alfabetización científica”, por ejemplo.

Adaptación. Se busca que cada nueva tecnología embone en un “ecosistema” que permita crear nuevos modelos de negocios e ideas. Es así que la inteligencia artificial es el motor de la telemedicina, y los drones y la tecnología satelital de la agricultura inteligente. Actualmente, ya se está planeando que las exhibiciones, clases y conferencias tengan lugar en el metaverso.

Pragmatismo. Si bien se siguen promoviendo las ciencias exactas, China busca que la ciencia y la tecnología sean aplicadas y beneficien directamente a la digitalización, tecnologización -no tecnificación-, y modernización de su economía y sociedad, de forma sustentable e incluyente.

Mucho que aprender.

POR RUBÉN BELTRÁN PALAFOX

SEGUNDO SECRETARIO DEL SERVICIO EXTERIOR MEXICANO

ENCARGADO DE COOPERACIÓN INTERNACIONAL EN LA EMBAJADA DE MÉXICO EN CHINA

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