MALOS MODOS

Los médicos, la UNAM y otros indeseables

Es mucho más fácil hacer una lista de los que sí caben en la República Amorosa. Caben Trump, el Ejército y un par de secretarios de Estado

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Pues nuestro presidente se le fue a la yugular a los médicos. No, no a ciertos médicos: a los médicos en general, o sea, a todos salvo al Doctor Muerte, a Alcocer y a los que son cubanos y enviados por el castrismo como mano de obra esclava y herramienta de adoctrinamiento. ¿Sorpresa? Pues no, siempre que uno haya puesto tantita atención desde 2018. Digo, bien al principio del sexenio hubo un corredero de médicos del sector público, y luego, a los que quedaron, a la hora de la pandemia, los mandaron a morir sin cubrebocas adecuados y otros detallitos logísticos. Así es como rompimos récords de personal muerto por covid. Del sector privado, ni hablar: en su día les negaron las vacunas que sí les aplicaron a los Servidores de la Nación, con todo y que los hospitales privados ofrecieron sus instalaciones y a su personal para luchar contra la pandemia.

            Así que en la 4T o República Amorosa, que se instaló en 2018, no hay amor para los médicos. Más bien hay una aversión bastante clara, que se extiende a los estudiantes de medicina de la UNAM. Hace un par de días, la Universidad tuvo que desmentir al titular del Ejecutivo, y recordar lo que todos sabemos: que esos jóvenes se la rifaron, por el bien común, en los días más negros del covid. Lo que nos recuerda que el presidente no solo alucina a los doctores: alucina a la UNAM en general, que se ha vuelto, dice, conservadora. También alucina al ITAM, predeciblemente, y al Tecnológico de Monterrey. Y, claro, a los científicos. Cuando el fiscal Gertz y la titular de Conacyt decidieron armar una cacería seudo legal contra varios de ellos, dijo que adelante. Que el que nada debe y etcétera.

            Imposible olvidar, claro, que el presidente también alucina a un buen número de intelectuales. Propiamente, a todos menos a nueve, incluidos tres o cuatro moneros. O sea, odia a Krauze, Aguilar Camín, Silva-Herzog, Denise Dresser y compañía. Y a INE. Y a Biden, según todos los indicios. Y a los medios, salvo La Jornada. Y a Chumel Torres. Y a la DEA. Y a los españoles, por lo menos a un porcentaje considerable de los mismos. Y a los noruegos que andan haciendo peritajes. Y a las tabacaleras, por andar promoviendo los vapeadores, que como sabemos los carga el diablo. Claro que no es indispensable meterse en tantos detalles, porque el presidente, recordaremos, odia a las clases medias en general y a todos los partidos políticos menos a Morena, el Verde y lo que queda del PES.

            De hecho, es mucho más fácil hacer una lista de los que sí caben en la República Amorosa. Caben cuatro dictadores, Trump, el ejército y un par de secretarios de Estado, no más. ¿El narco? Cuidado con esas afirmaciones: no sabemos. No nos consta que se le ame, pues. Nada más nos consta que se le cuida, se le dan las gracias y se le exonera.

            Chulada de país, ¿verdad?

POR JULIO PATÁN

COLUMNISTA

@JULIOPATAN09 

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