COLUMNA INVITADA

Que tire la primera piedra

La postura del Presidente sobre la Cumbre de las Américas no agrada a su contraparte estadounidense, pero tampoco daña las relaciones bilaterales

OPINIÓN

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Onel Ortiz Fragoso / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

¿Cuál es el objetivo de Andrés Manuel López Obrador al condicionar su asistencia a la Cumbre de las Américas? ¿Qué impacto tendrá en las relaciones bilaterales con Estados Unidos? ¿Vale la pena quemar las naves por Cuba, Venezuela y Nicaragua?

Antes de responder a estas preguntas que rondan a la opinión pública, mi posición respecto a la situación en estos tres países. El gobierno de Daniel Ortega es una vergüenza para Nicaragua, traicionó los ideales del sandinismo que derrotó a la dictadura de Somoza y sus actos de autoritarismo son intolerables. El gobierno de Nicolás Maduro ya no representa a la revolución bolivariana de finales del siglo pasado, su gobierno está plagado de represiones. Los procesos revolucionarios de Nicaragua y Venezuela no transformaron sus naciones.

Fidel Castro murió y Raúl Castro dejó el gobierno. La Revolución Cubana triunfó en los aspectos sustanciales de la vida social. Cuba está lista para la democracia. El gobierno de Miguel Diaz-Canel tiene la posibilidad de propiciar esta transformación, también carga actos de censura y represión intolerables.

La historia nos dice a gritos cómo Estados Unidos ha sido el principal promotor de violencia, autoritarismo y guerra en el continente americano. Ha derrocado gobiernos, patrocinado dictaduras, grupos militares como “Los Contras”, boicoteado naciones. El embargo a Cuba es totalmente absurdo e ineficiente.  ¿Quién esté libre de pecado, que tire la primera piedra?

Una Cumbre de las Américas sólo es tal, si asisten todas las naciones de la región. No debe haber exclusión, porque una cosa son los gobiernos y otra, sus pueblos. Si no se entiende así,  ésta y las siguientes cumbres serán simples simulaciones. Reuniones para la foto.

Con su postura y los corridos de los Tigres del Norte, Andrés Manuel López Obrador sacudió el avispero de la diplomacia americana y sacó del letargo estas reuniones. Propició que el resto de los países asuman una postura, como ya ocurrió con Honduras, Argentina, Chile, Bolivia y el propio gobierno estadounidense. Al final quizá, Joe Biden mantenga su exclusión, ya lo veremos. 

Las declaraciones de la oposición mexicana tienen sin cuidado al Presidente, porque sus detractores no están dispuestos a reconocerle nada. Si pide la inclusión de estas tres naciones a la Cumbre, lo tachan de aliado de las “dictaduras”; si se pliega a la exclusión estadounidense, dirían que se “dobló”, como dijo Trump hace unos días. 

Por supuesto que la postura del Presidente mexicano no agrada a su contraparte estadounidense, pero tampoco daña las relaciones bilaterales, como lo afirman algunos agoreros. 

AMLO no está quemando sus naves por Ortega, Maduro o Diaz-Canel. Está resaltando lo  hipócrita de la diplomacia continental, lo inútil de las políticas de exclusión y atizando el debate respecto a la situación que se vive en las tres naciones excluidas y la prevaleciente en Estados Unidos. Hace política. 

Eso pienso yo, ¿usted qué opina? 

Por Onel Ortíz Fragoso

@onelortiz

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