Diversos científicos sociales como Arnold Toynbee han considerado que la Historia tiene un proceso cíclico en condiciones sociales y económicas similares.
Hace ya varias décadas tuve el privilegio de mantener pláticas cotidianas con Don Emilio Portes Gil, figura prominente de la Revolución y ex Presidente de la República. Recuerdo haber asistido a la vieja Casona de Polanco en las calles de Emilio Castelar, donde el viejo político me comentaba y relataba sus experiencias y participación en la vida política del país.
En cuanto a la formación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), comentaba que en agosto de 1928 –después del fracaso de la reelección de Álvaro Obregón por su proditorio asesinato el 17 de julio de ese mismo año—, el Presidente Plutarco Elías Calles lo nombró Secretario de Gobernación (lo trajo de gobernar Tamaulipas) y le comentó la idea de formar un Partido que unificara a las fuerzas militares y políticas que se encontraban profundamente divididas; le preguntó Calles a Don Emilio sobre su experiencia en la fundación del Partido Socialista Fronterizo que él había creado en Tamaulipas, así como del Partido Socialista del Sureste, encabezado por Felipe Carrillo Puerto en Yucatán. A la sazón, Portes Gil apoyó al Presidente para formular la estructura orgánica e ideológica del PNR. Don Emilio lo denominó “Partido de Estado” y se convirtió prácticamente en el único Instituto Político de donde surgirían las candidaturas durante más de 50 años, en sus diversas transformaciones a PRM y después PRI.
El PNR, desde el punto de vista jurídico planteó la vigencia plena de la ideología y del texto de la Constitución de 1917; desde el punto de vista político la plena unidad de las fuerzas militares y civiles, que habían apoyado a la Revolución Mexicana; y, desde el punto de vista administrativo, la construcción de claros Planes de Gobierno.
Este Instituto Político fue el pilar que consolidó la paz social en nuestro país durante más de medio siglo. Y, siendo un cuerpo político hegemónico, ahí se definieron las candidaturas a todos los puestos de elección popular. La lucha interna se dio en el seno de esta Institución.
Sin embargo, el PNR no nació –como muchos piensan— como un “Partido del Presidente”, sino en realidad fue un instrumento de control del “Jefe Máximo” Plutarco Elías Calles, que pudo influir en el nombramiento y elección de cuatro Presidentes: el propio Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo L. Rodríguez y, finalmente, Lázaro Cárdenas, éste último fue quien rompió esta relación de dependencia, creando –ahora sí— el Partido del Presidente, que fue el Partido de la Revolución Mexicana (PRM).
En esta colaboración hago esta referencia porque, al parecer, el propósito político del Presidente actual, Andrés Manuel López Obrador, tiene las mismas intenciones de control –tras bambalinas— que tuvo Calles.
En efecto, si Morena obtiene el triunfo en 2024, sin duda López Obrador impondrá a un candidato que herede su visión y le deba respeto; con ello, AMLO pretenderá seguir controlando al país desde su retiro, en su finca de Chiapas.
El triunfo de Morena nos puede llevar a un “nuevo Maximato”, esto debe quedar claro en el electorado nacional, para definir si este sistema de control oculto pueda servir para los fines de la República.
La selección del candidato de Morena para el Presidente actual debe ser muy cuidadosa, pues en el supuesto de que gane las elecciones, no desearía que surgiera un nuevo Cárdenas, que rompiera esta línea de control.
Esto me hace concluir que, si no es posible designar a Claudia Sheinbaum –por los graves problemas que atraviesa— y que puede perder la elección, el candidato ideal sería Adán Augusto López, Secretario de Gobernación.
¿Qué pensará de esto el electorado nacional?
POR ALFREDO RÍOS CAMARENA
CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM
PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)
VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA
MAAZ