COLUMNA INVITADA

Los piratas del Mar de China

La piratería sigue siendo hoy por hoy uno de los principales retos para las aduanas del mundo

OPINIÓN

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José Ignacio Zaragoza Ambrosi / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México

La piratería sigue siendo hoy por hoy uno de los principales retos para las aduanas del mundo. No solo por los daños económicos que sufren las marcas (artículos de lujo, ropa, calzado, relojes, bolsos, etc.), sino por el riesgo a la salud y a la seguridad de las
personas (productos farmacéuticos, alimentos y bebidas, equipos médicos, refacciones de autos, aviones; cigarros, juguetes, etc.)

Un año más China sigue figurando como la principal fuente mundial de la piratería y productos falsificados, según la evaluación del Informe especial 301 del 2022 de la Representación Comercial de Estados Unidos (USTR). Más del 83% de las incautaciones de propiedad intelectual en los Estados Unidos provenían de China y Hong Kong, que son los mayores exportadores de alimentos y cosméticos piratas, entre el 60% y el 80% de las incautaciones aduaneras de productos alimenticios y cosméticos falsificados.

La principal queja de Estados Unidos es que China, a pesar de haber endurecido la ley para tomar medidas enérgicas contra los medicamentos falsificados y otros productos, no ejecuta acciones contundentes. Parece no haber interés del gobierno para combatir de fondo este mal.

El país asiático es el fabricante y exportador número uno de ingredientes farmacéuticos, pero no regula a sus fabricantes. Y como la mayoría de los países, tampoco regula lo suficiente sus exportaciones, permitiendo que muchos fabricantes de productos químicos a granel produzcan y exporten sin controles regulatorios.

Por lo regular al hablar de piratería siempre enfocamos el problema a través de productos lujosos, música, películas, etc., pero pocas veces hablamos de sus impactos en nuestra salud y en nuestra seguridad. Para que se den una idea, hay informes que
suponen que de cada 100 cigarros que se fuman en mundo, 17 son piratas, si ya de por sí fumar es un riesgo de cáncer, imaginen fumar quién sabe qué cosas que no cumplen con las regulaciones.

Hace unos años el Servicio de Administración Tributaria lanzó una aplicación para el celular donde se podía comprobar, mediante la lectura de un código, si una cajetilla de cigarros o una botella de vino o de algún destilado, era original o falsificada. Parece que ya no sigue activa.

Continuamente la Organización Mundial de Aduanas capacita a las administraciones aduaneras del mundo en nuevas técnicas contra el tráfico ilícito y la piratería, compartiendo información y esquemas de seguridad que eviten poner a la población mundial en riesgo. Y es que las aduanas pasaron de ser entes solo recaudadores de impuestos a ser policía de mercancías, como lo decía a Christophe Zimmermann, el Coordinador de Lucha contra la Falsificación y la Piratería de la OMA.

“Ahora, además de recaudar, los controles de frontera, las aduanas tienen ese nuevo rol y necesitan técnicas como análisis de riesgo, claves para detectar el tráfico ilícito e inclusive la droga”.

Pero el tema es tan complejo que se ha mezclado ya con la cultura de los pueblos. Hay una declaración del fundador de Alibaba Group, Jack Ma, el hombre más rico de China que al leerla, uno no sabe si reír o llorar ante la magnitud del problema: “las falsificaciones chinas hoy en día llegan a ser mejores que los artículos genuinos, lo que complica el esfuerzo de eliminar artículos pirateados del servicio de compras online más grande del país”.

Prácticamente todo producto que sea exitoso tiene el riesgo de ser falsificado por las redes del crimen organizado que tienden sus lazos alrededor del mundo: un informe de la OCDE concluye que la piratería significa entre el 3 y el 6% del comercio mundial.

Los productos más falsificados o pirateados según la OCDE, distribuidos en 10 categorías, que representan un 63% del valor total de las falsificaciones son: productos alimenticios, farmacéuticos, perfumería y cosméticos, artículos de cuero y bolsos, ropa y tejidos, calzado, joyería, equipamiento electrónico y eléctrico, aparatos ópticos, fotográficos y médicos y juguetes. A lo que habría que sumar: químicos, fertilizantes, refacciones automotrices y de la industria aeroespacial, materiales de construcción y más.

Y en México no nos escapamos, la Representación Comercial de Estados Unidos señala que 8 de cada 10 mexicanos consumen productos piratas, lo que representa un impacto económico superior a los 43 mil millones de pesos anuales.

Vale la pena recordar que el T-MEC compromete a las partes a fortalecer sus procedimientos de vigilancia, para detectar, interrumpir y sancionar la importación de productos falsificados. Compromiso puesto en marcha mediante la transformación actual de las aduanas mexicanas a través de la Agencia Nacional de Aduanas de México, que ha enfocado gran parte de sus acciones a coordinar con las fuerzas militares del país a combatir la corrupción, el contrabando y la piratería en el comercio exterior.

JOSE IGNACIO ZARAGOZA A
EXPERTO EN COMERCIO EXTERIOR
@ignaquiz

MAAZ

 

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