Feminicidios, asesinatos de periodistas sin resolver y múltiples casos de hombres y mujeres desaparecidas, son parte de los pendientes que no han podido resolver los fiscales estatales.
Su trabajo deja mucho que desear, pero la impunidad de la que gozan y el manto protector que les otorga la ley, impiden que puedan ser removidos por ineptos e incompetentes, como los fiscales de Nuevo León, Gustavo Adolfo Guerrero; de Veracruz, Verónica Hernández Giadáns, y de Michoacán, Adrián López Solís.
Todos tienen la ley en sus manos para hacerla valer y procurar justicia, pero hacen todo lo contrario. Solo, frente a una cámara y leyendo un guion para deslindarse de sus responsabilidades, así fue como reapareció esta semana el fiscal de Nuevo León, Gustavo Guerrero.
Presionado por la falta de celeridad en los casos de Debanhi y Yolanda, y por el llamado de exigencia que le hizo el gobernador Samuel García, por tanta excusa en las investigaciones, quiso echar la pelota al Estado. Tan grande le ha quedado el paquete como fiscal, que ahora no quiere hacerse cargo de su labor para dar respuestas.
En el caso de la fiscal de Veracruz, Verónica Hernández Giadáns, ella misma reconoció tener un parentesco con Guadalupe Hernández Hervis, presunta operadora de Los Zetas en el estado, pero dijo que no ha tenido contacto con ella en 30 años. Colectivos le reprochaban su displicencia y desinterés en múltiples casos, además de que desde el interior de Morena la han acusado de utilizar la fiscalía con fines políticos, sobre todo, por el arresto del exsecretario técnico de la Jucopo el Senado, José Manuel del Río Virgen. La han tachado de sumisa y de responder sólo a los intereses del gobernador Cuitláhuac García.
El fiscal de Michoacán, Adrián López Solís, también tiene muchos pendientes: ejecuciones y los ataques permanentes del crimen organizado sin resolver. En febrero, tras los hechos de San José de Gracia, dijo que se enteraron de la masacre por los videos en redes sociales, pues no tuvieron reportes antes.
Además, hay 16 carpetas de investigación abiertas por los asesinatos de periodistas, desde 2006 a la fecha, pero sin ningún sentenciado. Y las escenas del crimen organizado son cotidianas sin que nadie mueva un dedo.
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Se dice perseguido político, pero cada vez salen más evidencias de presuntos malos manejos de Alejandro Moreno, dirigente del PRI y exgobernador de Campeche.
En su estado natal existen investigaciones en su contra por el uso y abuso de recursos públicos para campañas políticas y guerra sucia. Y frente a las evidencias, Alito se dice víctima de una persecución. Lo que vale la pena recordarle es que, el que se lleva, se aguanta. ¡Habrase visto!
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Un Estado donde queden impunes la insolencia y la libertad de hacerlo todo, termina por hundirse en el abismo”.
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
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@ALFREDOLEZ
MAAZ