CASCABEL AL GATO

La glorieta de las personas desaparecidas. Argumentos a favor

El pasado domingo 8 de mayo colectivos de familiares de personas desaparecidas ocuparon la glorieta de los insurgentes.

OPINIÓN

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Adrián Velázquez Ramírez / Cascabel al Gato / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El pasado domingo 8 de mayo colectivos de familiares de personas desaparecidas ocuparon la glorieta de los insurgentes. En el lugar que antes ocupaba la oscilante sombra de la famosa palmera se colocaron retratos de desaparecidos cuyas familias no dejan de esperar. Sin embargo, el lunes por la mañana los retratos habían sido retirados por la policía capitalina y hoy la glorieta permanece vallada.

El lastimoso desenlace es el síntoma más reciente de una verdad dolorosa pero evidente. El problema de los desaparecidos sigue ocupando un lugar marginal en la agenda pública. Y en ese sentido, la intervención de los colectivos buscaba visibilizar esta situación al incorporar la glorieta a la “Ruta de la Memoria” de la Ciudad de México.

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Me gustaría esbozar aquí algunos argumentos de porqué la reivindicación debería ser apoyada y retomada por el gobierno de la Ciudad de México en tanto representación institucional de las fuerzas progresistas de esta ciudad.

El problema de los desaparecidos y su poca repercusión nos revela un quiebre en la solidaridad social. Actualmente, las exigencias de verdad y justicia difícilmente pasan los límites de los colectivos de familiares afectados y del puñado de organizaciones que los acompañan.

El resto de la sociedad mira todavía con escepticismo y se consuela en la sospecha de que las victimas andaban en malos pasos. Mecanismo de defensa y autopreservación que impide que esta demanda se extienda a proporciones más acordes a la real magnitud del problema.

Esto nos habla de una división social al interior de la comunidad nacional. ¿sesgo de clase? Probablemente. ¿Diferentes geografías de la violencia? Muy posiblemente. No es lo mismo hablar de desaparecidos en Ciudad Juárez, Tijuana, Veracruz o Tamaulipas que en la Ciudad de México.

Ante esto cabe preguntarse ¿cuál debe ser la posición de un movimiento de transformación con vocación popular y con un caudal electoral que le permite ocupar puestos de decisión política? Si el objetivo es la regeneración nacional, no existe hoy un desafío más grande que el de lograr que las demandas de los colectivos se conviertan en una reivindicación nacional.

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Décadas de neoliberalismo nos han dejado un país en las ruinas y lamentablemente el tejido social fue parte del botín de los saqueadores. Repararlo, regenerar esa solidaridad, es una tarea lenta pero que no admite titubeos ni tibiezas. La disyuntiva es clara: o somos parte del problema o somos parte de la solución.

Considero que el gobierno de la Ciudad de México debe aprovechar la oportunidad abierta por los colectivos y ponerse a la cabeza de un problema que seguirá formando parte de nuestro presente en los años venideros, estemos dispuestos a verlo o no.

POR ADRIÁN VELÁZQUEZ RAMÍREZ
COLABORADOR
@ADRIANVR7

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