Sigue encarcelado. Detenido el 15 de marzo pasado, Jaime Rodríguez “El Bronco”, exgobernador de Nuevo León, fue vinculado a proceso por delitos electorales durante la campaña presidencial de 2018, cuando él contendió como candidato independiente.
Hace unos días, luego de que visiblemente se puso mal de salud, pasaron más de 24 horas antes de que la autoridad competente obedeciese la orden del juez para trasladarlo al hospital. Y mismo así, la cumplieron a medias, pues no lo mandaron a donde indicó el juez.
La aprehensión del exbronco fue prometedora en su momento. Más allá de si finalmente se le declara culpable o no, su detención se realizó cuando Nuevo León estaba discutiendo un alza inusitada en el transporte público y, muy especialmente, en el costo del agua (ese vital y muy escaso líquido en tan regio estado de la república).
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La acusación que hizo en contra de “El Bronco” el hoy gobernador de Nuevo León, Samuel García, parecía entonces “una cortina de humo”. Esto es, más de un neoleonés consideró que su detención era una patraña del gobierno estatal para que no se comentaran los verdaderos problemas por los que atravesaba –atraviesa aún– la entidad.
Tan es así que, pronto, la aprehensión fue olvidada por todos. Eso a pesar de que el juez de control resolvió remitir la carpeta de investigación a un juzgado del ámbito federal, tratando de demostrar con ello que no se trataba de una “vendetta” política de la autoridad local...
De distractor poco sirvió. La tarifa del transporte público tuvo que volver al precio anterior y el problema del agua solo se sigue agudizando. Además, ¿a quién le interesa la suerte de Jaime Rodríguez cuando Debanhi Escobar y Yolanda Martínez –junto con muchas otras mujeres del estado– desaparecen sólo para aparecer muertas días, semanas, meses, años después?
Total, que de la situación jurídica de “El Bronco” ni a quien le importe. Ya nadie se acuerda de él, lo que no deja de ser curioso porque un exgobernador en prisión no es tema menor. Así de mal están las cosas en Nuevo León y en el país en su conjunto...
Más allá de si el encarcelamiento de Rodríguez se trató de un distractor, de una revancha política o realmente de un ejercicio de justicia, las autoridades estatales de Nuevo León debieran ponderar muy bien si, por cuestiones de salud, le pasa algo grave al detenido (más ahora con el diagnóstico de dos tumores que le fueron extirpados en el Hospital Universitario donde se le atendió).
¿Exagero? No. Una situación más delicada tornaría toda la ya de por sí explosiva atención hacia el gobernador y la administración estatal, y tendrían un severo problema apuntándoles directo hacia su falta de oficio.
Después de todo, el ex mandatario, delicado de salud, está en prisión acusado de cometer un delito electoral, mientras que Delfina Gómez, ya juzgada y encontrada culpable por los mismos delitos, no solo no está en la cárcel sino que atiende desde la oficina que ocupó Vasconcelos como titular de la SEP... ¿O no?
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO
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