Es un buen momento para celebrar a los maestros con algo más que discursos y homenajes. La semana que viene se dará a conocer el resultado de la negociación salarial entre el la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). El discurso oficial se ha centrado en la promesa presidencial de aumentos salariales por arriba de la inflación. Lograrlo es deseable, pero es una tarea desproporcionada para el momento que vivimos que exige avanzar en otros aspectos también relevantes para la vida del maestro.
Aunque deseable, el manejo financiero actual no se diferencia mucho de los anteriores gobiernos. Los incrementos salariales a los maestros de educación básica de los últimos 8 años no han podido alcanzar aquellos logrados en 2012 y 2013 (4.5 y 3.9% respectivamente). De hecho, los incrementos de 2020 y 2021 (3.4% en cada año) se lograron porque la tasa de inflación estuvo casi a la mitad de la 2017 y 2018.
No vemos una fuente de financiamiento sostenible para un aumento sustancial del Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gasto Operativo (FONE), el instrumento que permitiría un aumento de los sueldos del personal docente. El presupuesto total del FONE es hoy menor en 1% respecto al de 2015, año de su creación, o 6% en el caso del fondo destinado a servicios personales. Se requerirían contar con más de 30 mil millones de pesos en 2022 para afrontar el deterioro salarial de la última década.
La federalización planteada recientemente no conlleva un incremento de la inversión federal para sueldos y salarios, sólo implica un mecanismo de pago centralizado. Otra cosa seria plantear el fin de las plantillas escolares incompletas o establecer el padrón nacional único de plazas de maestros medidas que permitirían dar certidumbre y transparencia al aumento de las percepciones de los maestros que realmente están en el aula.
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El regreso a clases ha sido agotador y estresante para maestros y estudiantes. Por eso no debemos subestimar la importancia de diseño nuevos programas para mejorar sus vidas. Son momentos propicios para abrir nuevas oportunidades para el aprendizaje e impulsar prácticas escolares más placenteras para los maestros. La pandemia nos deja el reto de recuperar los aprendizajes perdidos, por lo que es hora de atreverse a implementar proyectos que hagan la diferencia. Pero todo está cambiando y ahora los maestros se encuentran ante un reto enorme, la pérdida de aprendizajes en los estudiantes. Nuestro estudio de Equidad y Regreso demostró que la pérdida de aprendizajes es una realidad de las escuelas y no un invento académico.
El regreso a las escuelas ha contribuido en aminorar en parte el problema, pero insuficiente. Se vislumbra la necesidad de que las escuelas empiecen a modificar sus prácticas habituales. Por eso, es importante no dejar a los maestros solos y apoyarlos con nuevas rutas de trabajo innovadoras y retadoras que incorpore las habilidades socioemocionales con el aprendizaje cognitivo. Como hacerlo es una tarea en el que todos debemos involucrarnos.
Gobernar es el arte de transformar los problemas públicos en programas para la acción colectiva. Anunciar medidas para alimentar el discurso presidencial no me parece que vaya a transformar la realidad. Los maestros se merecen más apoyo y menos discursos.
POR FERNANDO RUIZ
DIRECTOR DE INVESTIGACIÓN EN MEXICANOS PRIMERO
@FRUIZ_RUIZ
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