DESDE AFUERA

Las buenas intenciones y la realidad

Paralelamente, las políticas internas de los tres países han dado origen a un numeroso exilio político que encuentra ecos en la tradicional política anticomunista estadounidense

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció en La Habana que pedirá a los Estados Unidos incluir a países como Cuba, Venezuela y Nicaragua en la próxima reunión "cumbre" de las Américas en Los Ángeles. Y está bien: es tal vez lo que debiera ser, pero también un choque con la realidad.

Más allá de opiniones sobre esos regímenes, están hechos geopolíticos y de política doméstica que el gobierno de Joe Biden difícilmente puede ignorar.

De entrada, los tres países señalados son vistos como aliados de Rusia y China, poderes rivales de los Estados Unidos, que al margen de lo que ya es su tradicional papel de adversarios son ahora parte de una nueva y acentuada "Guerra Fría" que provoca renovadas desconfianzas y demandas de alineamiento político y económico.

Paralelamente, las políticas internas de los tres países han dado origen a un numeroso exilio político que encuentra ecos en la tradicional política anticomunista estadounidense.

El régimen que hoy encabeza el presidente Miguel Díaz-Canel lleva 60 años en el poder y a la búsqueda de una nueva legitimidad, tras el obligado pasaje de sus fundadores. Y en su supervivencia están las claves del problema con Washington.

La llegada de Fidel Castro al poder en 1959 provocó el alineamiento de Cuba con la Unión Soviética y el exilio de más de un millón de cubanos que en plena "Guerra Fría" se aposentaron y prosperaron en el políticamente importante estado de Florida, desde donde los cubano-estadounidenses ejercen una considerable influencia en la política y la cultura estadounidenses en especial a través del partido republicano.

Cada paso para una reconciliación entre los dos países ha sido lento y doloroso, y la sucesiva llegada de exiliados centroamericanos -en concreto nicaragüenses y salvadoreños- y venezolanos, empujados por movimientos armados o las políticas de gobiernos como los de Hugo Chavez y ahora Nicolas Maduro en Venezuela, y Daniel Ortega en Nicaragua, dieron nueva fuerza a las tendencias "anticomunistas" en EU.

El anuncio de la petición al gobierno Biden ocurre además días después de que Brian Nichols, Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, descartarse la participación de gobernantes que no consideró democráticos.

"Es tiempo de la hermandad y no de la confrontación. El choque puede evitarse, como señalaba Martí, con el exquisito tacto político que viene de la majestad del desinterés, la soberanía y el amor. Es momento de una nueva convivencia entre todos los países de América", dijo el mandatario mexicano.

Pero el argumento difícilmente convencerá a los grupos que dentro de Estados Unidos presionan por políticas de dureza contra Cuba, Venezuela y Nicaragua y de paso, se sienten poco inclinados a agradecer intervenciones que por mejor intencionadas que sean admitan la permanencia de sus enemigos en el poder.

Es una maniquea visión de "conmigo o contra mí", pero una que es la realidad que choca con las propuestas de López Obrador. 

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM

@CARRENOJOSE

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