México le ha costado décadas construir su democracia. Los cimientos todavía frescos y endebles han empezado a ser debilitados. La voluntad popular es una expresión que en boca del Presidente, resume una visión maniquea y simplista de su “democracia”: López Obrador imagina que las plazas públicas y sus bases son la voz de México, olvidando que hay una creciente y considerable inconformidad con su forma personal de ejercer el poder público.
La Revocación de Mandato, un ejercicio novedoso en la joven democracia mexicana, ha sido manipulada. La primera consulta quedará marcada por la utilización a beneficio de un gobernante y no de la ciudadanía. El Presidente nunca ha dejado de estar en campaña, no deja de pensar en las elecciones y actúa en consecuencia. Doce años sin ejercer cargo público tienen sus consecuencias: resultó mejor candidato que mandatario.
La primera consulta de Revocación de Mandato está plagada de irregularidades desde su nacimiento. Así la crearon los legisladores y la oposición desdibujada no hizo más que fortalecer el discurso oficial de tachar de antidemócratas a quienes exigen que el Presidente cumpla con el periodo de gobierno establecido en la Constitución, olvidando hacer énfasis en que aprobar la revocación sentó un precedente para la futura gobernabilidad del país.
El desaseo del ejercicio fue denunciado por el INE, el cuál informó que en el proceso de verificación de las firmas de apoyo, el 25 por ciento de los ciudadanos declaró que no consintió el uso de sus datos o de plano rechazó el apoyarlo, además, de las firmas entregadas y revisadas se detectaron 18 mil personas fallecidas dadas de baja del Listado Nominal. Hasta hubo “firmas” de muertos.
Asentado el polvo, quedará demostrada la falsedad de la revocación. De acuerdo con Intregralia Consultores, existe una enorme posibilidad que la participación ronde entre los 6.5 y 20.6 millones de votos, un porcentaje menor a los 37.3 millones de votos que se necesitan para que el ejercicio sea vinculante. Se evidenciará el desencanto de los 35 millones de votos que le dieron la presidencia, y disolvería el optimismo por afianzar las gubernaturas de 2022 y la continuidad de la 4T en 2024. Pero en esencia cumplirá su cometido, elevar la moral presidencial.
El resultado será contundente a favor de que el Presidente continúe en su cargo. Indiscutible. De este resultado vendrán un solo escenario: atacar al INE aún más despiadadamente y de paso, iniciar el proceso de reforma electoral, que seguramente se radicalizará.
El futuro de la democracia y de todo el país ya está echado: las instituciones garantes de la libertad y de la democracia están en la puerta de la extinción, la revocación y las elecciones intermedias de 2022 son la garantía de que el Poder Ejecutivo ha extendido su poder y todos los contrapesos están debilitados. La antesala de un 2024 que augura ser una carnicería, se define este domingo 10 de abril de 2022, participe usted o no.
POR CARLOS ZÚÑIGA PÉREZ
@CARLOSZUP
MAAZ