De origen, la consulta de revocación de mandato fue un instrumento impulsado por el presidente López Obrador con la finalidad de meter el acelerador de la movilización social a la mitad de su periodo. Las concesiones otorgadas a la oposición en el sentido de “ciudadanizar” el proceso fue un simple recurso retórico que el primer mandatario y su partido no estaba dispuesto a cumplir.
No es fortuito que el único experimento de revocación llevado a la práctica es el impulsado desde la presidencia de la República y que ha sido confundido intencionalmente como una consulta para la ratificación de mandato. La utilización de recursos provenientes de fuentes oscuras hablan claramente del interés manifiesto de AMLO de promover su figura y utilizar el resultado para fortalecer la campaña rumbo al 2024.
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En la lógica del Presidente todo es parte de una campaña permanente con el objetivo de mantener en el poder a la Cuarta Transformación. Santa Lucía, Dos Bocas, Tren Maya, Sembrando Vida, y cualquier otra obra o proyecto hecho a medias o francamente destinado al fracaso, se convierten en éxitos simbólicos que junto con su estrategia de comunicación efectiva, le permiten mantener altos índices de aprobación en medio de una economía estancada y con alta inflación.
Es por ello que la consulta del próximo domingo no está planteada como un sí o un no para la permanencia de López Obrador en el Ejecutivo Federal, sino como como una aceptación o un rechazo a su estrategia de promoción política en función del número de participantes en el proceso. A más votantes, mayor legitimidad para el Presidente sin importar el sentido del voto. Por el contrario, una escasa presencia en las urnas será la señal más clara del desinterés ciudadano por su intento de reafirmación popular.
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De todas maneras AMLO y su partido lanzarán una feroz campaña contra el INE culpándolo de haber saboteado la consulta intencionalmente. Los argumentos de falta de presupuesto y aplicación de la ley que ellos mismos aprobaron, no servirán de nada ante el embate final para destruir al INE aprovechando el previsible fracaso de un ejercicio electoral viciado de origen.
Para el ciudadano común la decisión es clara: si se encuentra identificado con López Obrador y su gobierno, su deber es asistir y votar por el sí el próximo domingo. Para sus opositores la opción es únicamente alejarse de un mecanismo propagandístico destinado a fortalecer al Presidente más allá de lo que incluso el régimen presidencialista le permite.
POR EZRA SHABOT
EZSHABOT@YAHOO.COM.MX
@EZSHABOT
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