ANÁLISIS

Que se quede

Si bien las campañas de desprestigio no han cedido contra la figura de Andrés Manuel desde hace muchos años, sí han perdido su efectividad gracias a su constante diálogo con la población, que es parte de la forma de gobernar del presidente y de su ideología política

OPINIÓN

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David Monreal / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La polémica alrededor de la necesidad de celebrar la  consulta de revocación de mandato, el próximo domingo 10 de abril, ha desembocado en una oleada de opiniones superficiales que incluso han asegurado que la jornada histórica tiene el único objetivo de satisfacer el ego del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien sabe que cuenta con el respaldo de una gran mayoría de mexicanas y mexicanos;  estas opiniones no podrían estar más alejadas de la realidad, y por ello es pertinente profundizar en el debate. 

Para entender la trascendencia de la posibilidad que ahora tiene la ciudadanía mexicana de decidir si un Presidente de la República continúa o no con su mandato, es indispensable recordar las palabras de Jaime Cárdenas García, quien en su obra ¿Es la revocación de mandato un instrumento plebiscitario? señala como una causa que ayuda a explicar la necesidad de este mecanismo a la crisis de la democracia representativa, motivada por las políticas neoliberales impuestas por las élites políticas y económicas.  

Para el Dr. Cárdenas el neoliberalismo no es sólo una estructura económica, sino una teoría geopolítica de dominación, por lo que se explica que la legitimidad de los gobiernos que han adoptado esta doctrina se haya desgastado, así como la del propio Estado.  

En un período posneoliberal, como al que aspiramos en la tercera década de este siglo en México, la confianza entre sociedad y gobierno se debe restaurar, y las grandes decisiones deben ser consultadas a la ciudadanía, pues un nuevo modelo político y social no significa girar el timón bruscamente en sentido contrario, o pretender regresar al pasado, sino idear y construir en conjunto un destino común donde la brújula sea el bienestar de la mayoría, y no los intereses del 1 por ciento.  

El músculo democrático debe ejercitarse para crecer. El empoderamiento de la ciudadanía no se consigue únicamente con modificar leyes, sino que requiere de un proceso de promoción, difusión y educación cívica; en este sentido, la autoridad electoral debería mostrar mayores esfuerzos por dar a conocer la jornada de consulta del próximo domingo, y revisar la actuación de quienes llaman a la no participación. 

Si bien las campañas de desprestigio no han cedido contra la figura de Andrés Manuel desde hace muchos años, sí han perdido su efectividad gracias a su constante diálogo con la población, que es parte de la forma de gobernar del presidente y de su ideología política. En 2002 y 2004 sometió su mandato al frente del entonces Distrito Federal a consultas de revocación en las que ganó con más de 90 por ciento de los votos; por lo que más que un acto egolatría, debe entenderse como todo lo contrario, un acto democrático de para escuchar la voz del pueblo. 

“Que se quede” es el mensaje que difunden las multitudes que han acompañado al presidente durante su toda su trayectoria, y quizá eso sea lo más difícil de escuchar para quienes se oponen a la democratización de la cultura política. La revocación de mandato es un legado de la Cuarta Transformación para que las futuras generaciones no deban soportar un gobierno antipopular, como los que gobernaron nuestro país durante 40 años de política neoliberal.   

POR DAVID MONREAL
GOBERNADOR DE ZACATECAS
@DAVIDMONREALA

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