TRANSPARENCIA 5.0

Datos personales y elecciones: el caso estadounidense Arístides Rodrigo Guerrero García

La experiencia estadounidense ha mostrado que el conocimiento y apropiación por parte de algún contendiente de los datos personales del electorado conduce a un resultado ventajoso

OPINIÓN

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Arístides Rodrigo Guerrero García / Transparencia 5.0 / El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En los tiempos que corren, los datos personales cuentan con un importante valor. Al respecto, son diversas las voces que afirman que estamos ante el petróleo del siglo XXI. Derivado de ello, se posicionan como un valioso objetivo entre los actores participantes de los procesos electorales.

La experiencia estadounidense ha mostrado que el conocimiento y apropiación —en la mayoría de las ocasiones de manera ilícita— por parte de algún contendiente de los datos personales del electorado conduce a un resultado ventajoso en la contienda electoral. Este fenómeno supone una vulneración a la privacidad, ya que representa el uso no consentido de la información personal.

Los retos que implican la interacción entre democracia, elecciones y datos personales se han agudizado por la utilización de complejas tecnologías por las que se obtienen y analizan grandes cantidades de datos personales para ser empleados de manera perniciosa en la manipulación de las preferencias electorales de las y los votantes.

En el año 2016, en el contexto de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, diarios de ese país, como The New York Times o The Observer, reportaron que la compañía británica, Cambridge Analytica, especialista en el diseño de campañas políticas y de marcas basada en la minería de datos, había adquirido de forma ilícita la información de 50 millones de usuarios en la red social Facebook.

Las intenciones de esta operación eran, al mismo tiempo, uno de los eslóganes de la firma: “cambiar el comportamiento de la audiencia”. Los antecedentes de este caso se encuentran en una aplicación programada por el profesor de la Universidad de Cambridge, Aleksandr Kogan, consistente en un test de personalidad, con el que recabó cantidades impresionantes de información de los usuarios de Facebook que realizaron dicho test.

Dentro de la información obtenida por Kogan pueden encontrarse actualizaciones de estado, “me gusta” y mensajes privados de una cantidad de usuarios equivalente al 15% de la población de Estados Unidos. Dichos datos fueron vendidos a la consultora británica con la finalidad de obtener los perfiles psicológicos de los internautas y diseñar publicidad de manera personalizada para manipular las preferencias electorales.

Desafortunadamente, esta no fue la única ocasión en la que se han implementado estas sofisticadas prácticas de robo de información en el mundo con fines electorales. En América Latina, en países como Brasil, Argentina y México, se ha dicho que la misma consultora británica ha tenido actividad en los años 2016 y 2017 a través de la difusión de fake news y de agendas que tiendan a polarizar o a animar el debate público en favor de un candidato.

Advertida la importancia de la protección de datos personales y de la privacidad en contextos como los procesos electorales, podemos darnos cuenta de la manera en que estos derechos trasciendan más allá de los intereses particulares de los titulares de dicha información, pues su circulación, resguardo y salvaguarda tendrá repercusiones en la democracia misma.

dhfm