La construcción, conservación y mantenimiento de carreteras es imprescindible para el desarrollo del país. Una vez que se comprende que el movimiento de carga y pasajeros en estos accesos es preponderante y significativo respecto a otros modos de transporte, se deben retomar esquemas exitosos e innovar en modelos que impulsen la competitividad de tal manera que se logre un mayor desarrollo y prosperidad social.
Con el objeto de impulsar la actividad económica y generar certeza a los inversionistas respecto al desarrollo de infraestructura carretera en México, se anunciaron dos paquetes que incluyen el desarrollo de nuevas carreteras, la conclusión de algunas que iniciaron en años anteriores, así como la conservación y mantenimiento a gran escala de otras; sin embargo, hasta el momento no se ha logrado el efecto esperado, de tal forma que estas inversiones se reflejen en la productividad del país ya sea por ajustes presupuestales, adecuaciones en los esquemas de financiamiento, modificaciones en los proyectos, temas ambientales, de derecho de vía, la misma pandemia, el conflicto bélico en Ucrania y hasta temas ideológicos.
Lo cierto, es que una vez más la falta de planeación nos ha dejado sin un programa carretero integral en el que se prevea la transversalidad con otros modos de transporte, se priorice el desarrollo económico social y se fomente una cartera de proyectos real que no quede en simples ideas sin soporte para el desarrollo de las obras.
No hay una cartera de proyectos en la que se identifique y prioricen las obras, con los estudios y proyectos mínimos de prefactibilidad y viabilidad que permitan su factibilidad.
A pesar de lo anterior, se está a tiempo para preparar un futuro más sólido en materia de desarrollo carretero en el que se considere el impulso de la participación privada con una visión, no sólo de rentabilidad de su capital, sino de beneficio social.
Actualmente, se anunciaron inversiones importantes a través del esquema o mecanismo de desdoblamiento de las concesiones (incorporar/agregar nuevas inversiones a las vigentes), así como el desarrollo de más infraestructura carretera a través de propuestas no solicitadas, dejando de lado el exitoso modelo de aprovechamiento de activos con el que se puede prever un esquema de beneficios enfocado al desarrollo de obras sociales que sean productivas.
Este modelo fue muy atractivo para el sector público y privado, ya que después de casi 10 años de no haber concesionado carreteras a particulares se devolvió a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) la posibilidad de permitir la inversión privada en el desarrollo carretero.
El esquema citado trajo consigo diversos beneficios, como una mayor confianza en el sector financiero incluyendo la banca comercial, la generación de 11 mil empleos directos y 26 mil indirectos; se creó un importante mercado técnico, legal y financiero para llevar a cabo su estructuración, se construyeron alrededor de 400 kilómetros (km) nuevos y se modernizaron mil 250 con una inversión aproximada a 19 mil millones de pesos (mdp), sin omitir la contraprestación por los activos que el gobierno federal obtuvo por poco más de 52 mil millones de pesos (excedente no esperado por 21 mil 500 mdp).
Con la implementación de un Modelo de Inversión Mixta para el Desarrollo Social y Económico (MIMDSE), se aprovecharán las autopistas de cuota pertenecientes a red concesionada federal, impulsando el desarrollo de nueva infraestructura carretera del país, permitiendo con ello:
•Reactivar e impulsar la economía a través de inversiones del sector privado (inversión 100 por ciento del sector privado).
•Destinar parte las inversiones al desarrollo, mantenimiento y conservación de infraestructura básica de las zonas aledañas al proyecto. Siempre buscando un equilibrio en la rentabilidad de capital privado y el beneficio social.
•Generar empleos directos e indirectos.
•Modernizar la red carretera al impulsar el desarrollo de infraestructura con base en estándares de desempeño internacionales en la conservación y mantenimiento de las vías, lo que se traduce en servicio de calidad para los usuarios.
•Obtener una contraprestación para el gobierno federal que sirva para el financiamiento de programas de desarrollo social.
El éxito de este esquema remasterizado reside en planear de manera integral, transversal, sostenible y de largo plazo de los proyectos en los que se propongan servicios en torno a la infraestructura desarrollada que genere valor agregado; reducir la incertidumbre, administrar adecuadamente los riesgos que se detecten, generar eficiencias, maximizar el uso de recursos, generando valor agregado al terminar proyectos de inversión en tiempo y forma; fortalecer las instituciones mediante unidades especializadas en Modelos de Inversión Mixta (MIM) que ayuden a definir metodologías en etapas de planeación, adjudicación y evaluación; identificar y evaluar la viabilidad del proyecto; planear y elaborar su estructuración, contratación y ejecución, así como identificar, evaluar, administrar y dar seguimiento a riesgos técnicos, financieros y legales; incentivar el consenso social a través de la socialización de proyectos en los sitios o regiones donde se desarrollarán, y un Registro Único (Observatorio); y propiciar una supervisión eficaz y eficiente.
Por lo anterior, el impulso de infraestructura a través de esquemas MIMDSE no sólo es construir obra nueva u operar la existente, se debe procurar (construir, rehabilitar y conservar) la infraestructura alrededor de esos activos para que se logre un beneficio en pro del desarrollo social de la región.
El progreso carretero nacional, y de la infraestructura, no debe ser visto como una simple obra a inaugurar, es un activo que debe brindar un servicio de calidad a los usuarios durante toda su vida útil.
POR ADOLFO X. ZAGAL OLIVARES
SOCIO GEA INFRAESTRUCTURA
AZO@GEAINFRAESTRUCTURA.MX Y ZAGALADOLFO@GMAIL.COM
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