COLUMNA INVITADA

¿Hasta dónde puede llegar el rechazo a la maternidad en los espacios laborales?

La discriminación laboral por embarazo es un problema de gran escala, mucho más frecuente y común de lo que se piensa. Generalmente se ha asociado con conductas como el despido y la solicitud de prueba de gravidez para la contratación o el ascenso.

OPINIÓN

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Valeria González Ruiz / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“Realizaba labores de aseo en una escuela, cuando di a conocer mi embarazo gemelar y de alto riesgo no se tomaron las medidas necesarias para que las actividades que realizaba no pusieran en riesgo mi salud. Por el contrario, se me asignó el aseo profundo de algunos salones.

“Un día al terminar de lavar los baños me sentí mal e informé a la directora quien me pidió continuara con mi labor despacito para que no me cansara. Tuve que trapear, mover muebles y cargar cubetas pesadas.

“Comencé a sentir mucho dolor y ahí presenté expulsión de mis dos bebés. Uno de ellos murió al día siguiente por prematurez extrema, mi otro bebé nació con problemas graves de salud y posteriormente perdió la vista”, señala el testimonio recabado en la Recomendación 54/2018 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

La discriminación laboral por embarazo es un problema de gran escala, mucho más frecuente y común de lo que se piensa. Generalmente se ha asociado con conductas como el despido y la solicitud de prueba de gravidez para la contratación o el ascenso. Sin embargo, abarca otras conductas como el hostigamiento laboral, la negación de ascenso, la reducción de salario, el cambio de horarios sin consentimiento de la trabajadora, la prohibición de ir al baño o sentarse, así como ordenar la realización de labores que pongan en riesgo la salud de la mujer embarazada y de su hijo(a).

En el mismo sentido, los alcances de este tipo de violencia poco se visibilizan, pareciera que se trata de una mera problemática de carácter laboral, pero no es así. El rechazo al embarazo y la maternidad en los espacios públicos tiene implicaciones pueden afectar múltiples derechos de la mujer embarazada, de su bebé y su familia.

En lo que se refiere a su hija o hijo, la forma en la que se desenvuelva el embarazo impactará directamente en el desarrollo de la primera infancia. De acuerdo con el informe La Discriminación Laboral por Embarazo publicado por Early Institute, este tipo de violencia puede provocar bajo o muy bajo peso al nacer, mayor reactividad al estrés, parto pretérmino -como en el testimonio que aquí comparto- y aborto espontáneo.

Así pues, se observa la falta de un enfoque con perspectiva de niñez que visibilice el impacto que la discriminación deja no solo en la mujer, sino también en la vida, salud, integridad y desarrollo de las niñas y niños que nacerán. Lo anterior refleja que el problema tiene alcances tan amplios que nos definen como comunidad: ¿qué tipo de sociedad somos, si no garantizamos un ambiente sano y seguro para las niñas y niños en su primera infancia?

Por lo anterior, es importante posicionar esta problemática en el debate público; sensibilizar sobre lo que es y puede implicar; e involucrar a personas empleadoras, tomadoras de decisión y mujeres trabajadoras en su combate.

Precisamente el pasado 29 de marzo, en una acción paradigmática, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) pidió al Senado de la República que llame a comparecer a la Rectora de la Universidad Pedagógica Nacional por no acatar su Recomendación 62/2020 emitida el 26 de noviembre de 2020, en un caso de discriminación laboral por embarazo. Celebremos la acción de la CNDH para poner esta problemática como un tema prioritario en la agenda pública, hoy más que nunca es necesario que comencemos a visibilizarla y actuar para prevenirla.

POR VALERIA GONZÁLEZ RUIZ

COORDINADORA DE VINCULACIÓN E INCIDENCIA EN POLÍTICAS PÚBLICAS DE EARLY INSTITUTE

VGONZALEZ@EARLYINSTITUTE.ORG

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