VENTANA POLÍTICA

La semilla del odio

Quienes no quieran que haya consultas populares, que se vayan vivir a otro país

OPINIÓN

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Verónica Ortiz / Ventana Política / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Quienes no quieran que haya consultas populares, que se vayan vivir a otro país, retaba Claudia Sheinbaum mientras promovía oficialmente la revocación de mandato.

Que se vayan fuera los que trabajan para los “Iberdrolas”; esta no es su tierra, gritaba la gobernadora de Campeche contra los opositores de la reforma eléctrica. Que los fusilen en el “paredón pacífico”, instigaba Ignacio Mier, coordinador de los diputados de Morena.

¿Por qué les asusta que el pueblo sepa que traicionaron a la patria? amenazaba el dirigente morenista Mario Delgado, promotor de denuncias penales contra consejeros electorales y legisladores de oposición.

Así, entre amagos y descalificaciones cada vez más furibundas llevamos tres años de creciente polarización con la venia del inquilino de Palacio Nacional. El presidente repite la misma historia y descalifica todos los días a los fifis, los conservadores, los medios, los empresarios, la clase media, los adversarios, la minoría rapaz, los neoliberales, los traidores.

El siguiente peldaño se dio ayer con la presentación de la iniciativa de reforma electoral. Más allá de su contenido, al tratarse de la modificación de 18 artículos de la Constitución, es previsible que se tope con la alianza opositora que impedirá su aprobación. De ahí que el hecho de presentarla con bombo y platillo tuviera necesariamente otros objetivos.

De entrada sirvió para mandar varios mensajes. El primero, por la autoría de la iniciativa a cargo de Pablo Gómez, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, y de Horacio Duarte, director de Aduanas. Uno, veterano legislador y el otro, ex representante de Morena ante el INE.

Ambos integrantes del ala dura del partido, ajenos a la labor legislativa y electoral, pero con claras capacidades de intimidación. El segundo e inesperado mensaje fue el virtual destape del secretario de Gobernación y coordinador de la reforma, frente a los diputados de Morena quienes alentados por el presidente, ovacionaron a su paisano Adán Augusto López.

Pero el efecto más preocupante es el resentimiento sembrado desde el Ejecutivo. Toda la narrativa presidencial sigue girando en torno a los agravios cometidos en su contra. Continuamos atorados en el desafuero con Fox, en el fraude con Calderón, en la imposición con Peña Nieto.

De nada han servido la transición democrática, las alternancias y las reformas electorales, incluido el descabezamiento del IFE en 2006, pactado para satisfacer al perdedor. El presidente se dice víctima y no habrá reparación suficiente para saldar el daño percibido en su contra.

De no aprobarse la reforma para desaparecer al INE, estará cantado el fraude en 2024. Y el riesgo de una fractura política y social sin precedente al no reconocer cualquier resultado adverso, ya no como contendiente, sino como comandante supremo de las fuerzas armadas.

POR VERÓNICA ORTIZ
VORTIZORTEGA@HOTMAIL.COM 
@VERONICAORTIZO

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