ASÍ LO VEO YO

Refutando acusaciones a Israel de ser un Estado apartheid

El primer argumento para combatir la acusación a Israel de ser un Estado apartheid –reiteradamente por la organización Amnistía Internacional

OPINIÓN

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Jana Beris / Así lo veo yo / Opinión El Heraldo de México

(Jana Beris-Jerusalén) - El primer argumento para combatir la acusación a Israel de ser un Estado apartheid –reiteradamente por la organización Amnistía Internacional– podría ser estrictamente formal, recordar que en Israel no existe un sistema alternativo de leyes para los ciudadanos árabes, como lo había en Sudáfrica para los negros. 

Serían incontables los ejemplos de inserción árabe en la sociedad israelí. Pero es oportuno ofrecer un testimonio particular, de una persona que tiene bien claro qué significa apartheid, porque lo vivió. 

Es importante recordar una entrevista que realizamos tiempo atrás al Reverendo Kenneth Meshoe, fundador y líder del African Christian Democratic Party, que había llegado a Israel a un congreso de parlamentarios.

“Quienes dicen que Israel es un Estado apartheid, está mintiendo. Yo sé muy bien qué es el apartheid. Crecí en ese régimen. Y veo claramente aquí que todo lo que nosotros no podíamos hacer en Sudáfrica bajo apartheid, árabes y judíos sí pueden hacer en Israel”.

Él no tiene duda: “Cuando hablan de apartheid, simplemente quieren provocar e incitar las emociones de la gente. Pero quienes lo dicen, faltan a la verdad porque en Israel no hay apartheid. Si lo hubiera, yo no vendría todos los años. No lo haría porque el apartheid es algo terrible, muy doloroso. Y yo no podría defenderme de ningún mal. Lo que hay desde afuera no es conocimiento de la realidad, sino propaganda antiisraelí”.

Y recuerda su dolor.

“No podíamos comer con un blanco, no podías ir a la playa en la que había blancos, no podías ir en el mismo autobús con blancos.Y aquí en Israel siempre veo a judíos y árabes en los buses y en el tren. En las escuelas también puede haber docentes árabes que enseñan a alumnos judíos y viceversa. Eso jamás se habría visto en la Sudáfrica del apartheid. Habría sido un crimen. Y claro que en los hospitales todo era tan distinto de Israel. Había hospitales para negros y hospitales para blancos. Y si uno quería ir a un médico particular, tenía un problema, ya que no muchos estaban dispuestos a atender negros. Y si ibas a una clínica, debías pasar por una puerta trasera, para que los pacientes blancos no te vean, ya que de lo contrario abandonarían a ese médico. Terrible. Y absolutamente distinto de Israel”.

Y agrega: “Esto yo lo creía ya en Sudáfrica, antes de venir a Israel. Y cuando vine, vi la realidad, tal cual la imaginaba. La primera visita fue hace 10 años y desde entonces vine 21 veces. La primera vez fui a escuelas, a hospitales, a la playa, subí a los autobuses, todo para cerciorarme de que veo lo que realmente ocurre en la vida diaria. Quería estar seguro de que aquí no había apartheid”.

Y la realidad le alegró. “Me subí a los autobuses y vi judíos y árabes viajando juntos. Vi judíos y árabes en las playas. En Sudáfrica teníamos prohibido ver a una mujer blanca en bikini. Vi blancos y negros juntos aquí, y judíos y árabes, y me dije: ’nos están mintiendo, en Israel no hay apartheid’”.

POR JANA BERIS
PERIODISTA

MAAZ