La gestión del presidente López Obrador hará historia como el sexenio de la muerte. La violencia feminicida ha llegado a niveles intolerables; parte del país se ha convertido en una gran fosa común. La política criminal de los abrazos frente a los grupos delincuenciales ha aumentado de manera exponencial el número de homicidios dolosos. Y por si fuera poco, en el frente sanitario, la ineptitud con la que se enfrentó la pandemia causó la muerte de cientos de miles de personas.
México es el país con el mayor índice de muertes en exceso y ocupa el primer lugar del mundo en cuanto a profesionales de salud infectados y fallecidos por COVID-19. Tristemente y sólo después de la India, México es el país con el mayor número de huérfanos en el absoluto desamparo. También es la única nación que desde el gobierno lanzó una campaña de difusión engañosa que privilegiaba el lavado de manos, el uso de tapetes sanitizantes, la limpieza de superficies, y el rociado de transeúntes con sustancias antisépticas sobre el uso adecuado de las mascarillas.
La nula difusión de las bondades de los cubrebocas y la insistencia –en aras de publicitar la supuesta disponibilidad de camas– de que había que resguardarse en casa hasta la apoxia evidenció el dolo con el que se puso en marcha la política pública para contener la proliferación del virus. La doctora en ciencias por la Universidad de Harvard, Laurie Ann Ximénez-Fyve, en su más reciente libro Las vidas que no contaron, documenta las tropelías y abusos que han cometido las autoridades y que colocan a México como el peor país en la gestión de la crisis sanitaria.
La estrategia fallida del actual gobierno hace pensar que su inacción y necedad obedecen al dolo y no sólo a la impericia de los salubristas que conforman la clica del doctor López-Gatell. ¿Qué falló? Con el afán de ahorrar recursos y complacer a su Jefe, Hugo López-Gatell y el doctor Alcocer desmantelaron el sistema de salud al desaparecer al Seguro Popular y eliminar el Fondo para gastos Catastróficos.
Se realizó un número nimio de pruebas, se le ha negado la vacuna a niños y jóvenes y sólo 62 por ciento de la población cuenta con un esquema de vacunación completo. El uso político del semáforo epidemiológico ha probado ser un absoluto despropósito y le ha impedido a los ciudadanos tomar decisiones informadas que les permita mantenerse sanos. Esta concatenación de estupideces y hechos desafortunados han ocasionado la muerte de más de 700 mil personas en nuestro país.
La doctora Ximénez-Fyve con determinación, compromiso y arrojo ha dedicado su vida en los últimos tres años a documentar las barbaridades que ha cometido el gobierno en detrimento de los mexicanos. Gracias a su valentía ha informado con veracidad sobre la pandemia y la enfermedad conocida como COVID-19. Ya cubrió su cuota de responsabilidad social, a pesar de su frágil estado de salud y la persecución que ha padecido por parte del Estado. Su comunidad está en deuda con ella
POR ALEJANDRO ECHEGARAY
POLITÓLOGO
@AECHEGARAY1
MAAZ