REFLEXIONES CONSTITUCIONALES

La nave de la nación no puede naufragar

Lo que debemos reconstruir es un Estado Social de Derecho, donde la primera necesidad y deber del gobierno es proteger a sus ciudadanos

OPINIÓN

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Alfredo Ríos Camarena / Columna Invitada / Opinión: El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

A pesar de que el gran barco de la República navega sin brújula ni destino, en los procelosos mares de la incertidumbre, la intolerancia y la ignorancia, existe un hilo conductor que la historia ha marcado, para darnos un destino más justo en lo social y un orden constitucional que nos sujete a un auténtico Estado de Derecho.

Es falsa la disyuntiva entre liberales y conservadores, entre buenos y malos, entre salvadores de la nación y traidores a la patria; el lenguaje soez de los legisladores parece empañar nuestro futuro y se insulta y ofende a figuras serias y responsables como el diputado Augusto Gómez Villanueva, recientemente.

México es mucho más que la retórica presidencial o la radical posición de una derecha inconsistente y atrabiliaria. Debió haberse aprobado la reforma eléctrica; lo impidió la soberbia. La reforma a la Ley Minera que otorga el proceso productivo al Estado mexicano es correcta, pero pasará mucho tiempo antes de que esta reforma se refleje en nuestro proceso económico. No debió haberse celebrado el inútil y costoso ejercicio de la Revocación de Mandato, que no tuvo ningún efecto jurídico.

A pesar de todo, lo que debemos reconstruir es un Estado Social de Derecho, donde la primera necesidad y deber del Estado es proteger a sus ciudadanos, que se debaten en la inseguridad; establecer una economía social que permita una mejor distribución de la riqueza, con un crecimiento adecuado de la economía. Todo es posible.

Los mexicanos estamos vinculados por profundos lazos culturales e históricos y por principios dogmáticos sobre los cuales debemos transitar. La sucesión presidencial es importante, pero no lo es todo. A este respecto no hay duda de que el Partido mayoritario postulará al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, con probabilidades grandes de obtener el triunfo, mientras que la oposición, sin otro cemento que los una que enfrentar al Presidente, no ha podido encontrar un candidato a la Presidencia, que le dé un denominador común y una fuerza política competitiva a los Partidos que integran la Coalición Va por México.

El camino de los próximos meses debe ser de serenidad y reflexión en busca de la unidad nacional: unidad en la diferencia; unidad en el equilibrio de poderes, unidad en el respeto a todas las formas de pensamiento y a todas las ideologías. Pasará la tormenta y México recobrará su destino.

Uno de los temas más importantes es la influencia externa y, particularmente la relación con Estados Unidos, que se debe manejar con la pulcritud y el equilibrio que se realizó durante los gobiernos del PRI: la autodeterminación de los pueblos, la no intervención y el manejo inteligente y soberano con nuestro socio mayoritario.

El próximo proyecto de reforma constitucional al INE, al Tribunal Electoral y al Sistema Político, es evidente que está condenado al fracaso.

La nave de la nación no puede naufragar. La capacidad, la inteligencia y el patriotismo del pueblo de México, será el fiel de la balanza.

Ni todo es blanco ni todo es negro, hay claroscuros en el espectro político; y cuando no se
actúa por consigna, las ideas suelen ser más claras.

POR ALFREDO RÍOS CAMARENA

CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM

PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)

VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA

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