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Hablando de intereses

El manejo de las obras del Tren Maya, el cambio de responsables, las observaciones de auditorías e incremento en costos no auguran buenos meses

OPINIÓN

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Carlos Zúñiga / Acceso Libre / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

¿Qué tantos intereses hay detrás del Tren Maya? Son muchos, tanto para su construcción como para que no se lleve a cabo. Pero por el manejo de la obra, el cambio de responsables, las observaciones de auditorías, el incremento en los costos y el creciente rechazo a su paso por Quintana Roo no auguran buenos meses por venir. Menos aún cuando el estado se encuentra en medio de las elecciones para gobernador. 

En la semana, el Juzgado Primero de Distrito de Yucatán concedió una suspensión provisional en el tramo 5 sur del tren, luego de que un grupo de buzos se ampararon para que se detuviera la construcción, desarrollo, planeación y acondicionamiento de esa zona. 

El amparo no detuvo las obras, y se dijo que estaban en desacato. Se trata del segmento que más controversia tiene, entre Playa del Carmen y Tulum. Ha sufrido cambios en el trazo y su ejecución estará ahora a cargo del Ejército, cuya empresa de reciente creación será la beneficiaria de las rentas, cuando las haya. 

Quizá allí otro interés en avanzar, pese a las resistencias. Con el amparo ganado, arreciaron las críticas presidenciales, tanto así que Andrés Manuel López Obrador llegó a acusar al gobierno de Estados Unidos de estar detrás de la campaña de ambientalistas contra la construcción del tramo polémico. 

Pero cómo es su costumbre, no presentó pruebas ni ahondó en cuál sería el interés del gobierno norteamericano en influir en la obra. Recientemente, se creó la empresa ferroviaria más grande de Norteamérica, al autorizarse la fusión de las ya gigantes Canadian Pacific y Kansas City Southern. 

Esta última tiene una presencia relevante en México, al adquirir a Transportación Ferroviaria Mexicana hace dos décadas. La nueva empresa CPCK tendrá a su disposición una red de más de 32 mil kilómetros de vías, que conectan a puertos importantísimos de los tres socios del T-MEC, aunque en el caso de México, le faltaría extenderse a las nuevas redes férreas. 

Ayer, en Veracruz, ante el embajador Ken Salazar y luego de la petición de empresarios estadounidenses para generar condiciones de confianza que permitan invertir, López Obrador les soltó: “Queremos que inviertan y así no hay ningún problema de nada, nosotros ayudamos en todo, pero ya basta de especular”. 

Ha utilizado también la victoria parcial en el ámbito de la Ley de la Industria Eléctrica para amagar a las empresas de Estados Unidos, así como lo hace con empresas españolas. 

Pero a diferencia de sus críticas hacia las compañías eléctricas ibéricas, las que trabajan en varios tramos del Tren Maya no han merecido ningún señalamiento. Sería bueno conocer esos intereses, para que no parezcan la pantalla frente a la incompetencia que se ha mostrado desde el nacimiento de la obra, que lleva un retraso importante, más en el tramo de la polémica. 

Será con el paso del tiempo, y quizá sea mucho, que conozcamos los intereses de este gobierno en llevar la obra a su final, pese a los riesgos, críticas y el costo económico.

POR CARLOS ZÚÑIGA PÉREZ 

@CARLOSZUP

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