COLUMNA INVITADA

Francia y su industria eléctrica

Hace algunos días, el aún presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo en medio de su campaña para reelegirse: “El Estado debe hacerse cargo de varios aspectos del sector energético

OPINIÓN

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Luis Miguel Martínez Anzures / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La multinacional francesa de energía, Electricité de France, ha sido una empresa que se ha caracterizado por tener presencia en los mercados de generación eléctrica con gas y de manera nuclear, además de los sectores de energías renovables. Sus actividades incluyen creación, comercialización, transmisión, distribución y otros servicios de energía a sus clientes minoristas, industriales, comerciales y de abastecimiento eléctrico.

El grupo comercial tiene operaciones en América, Europa y Asia, e ingresó al mercado brasileño en 1999, a través de EDF Norte Fluminense, que desde 2004, es una filial de propiedad absoluta dedicada a la operación de una planta a gas de ciclo combinado en el estado de Río de Janeiro. La firma cuenta con otras operaciones en América Latina, a través de su filial francesa Citelum, con presencia en: México, Colombia, Chile y Estados Unidos, además, en Brasil, con la filial Citeluz. En 2015, la filial EDF Énergies Nouvelles expandió sus operaciones a Chile con la nueva rama local EDF, que firmó acuerdos para la construcción de una planta fotovoltaica de 146MW, ubicada en el desierto de Atacama. El grupo Electricité de France fue fundado en 1946 y sus oficinas centrales están ubicadas en París.

Hace algunos días, el aún presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo en medio de su campaña para reelegirse: “El Estado debe hacerse cargo de varios aspectos del sector energético. Tendremos que retomar el control de varios actores industriales”. En otras palabras, parece que la nacionalización de la industria eléctrica en Francia es casi un hecho. 

Macron reiteró que impulsará la construcción de nuevas plantas atómicas y grandes cantidades de energías renovables como impulso para sustituir combustibles fósiles y hacer que su país sea neutral en emisiones de carbono para 2050. 

Y es que es conveniente recordar que el caos en el mercado energético, agravado por el conflicto entre Rusia y Ucrania, está dando un impulso a la ya arraigada presión sobre Francia para reestructurar su mayor proveedor de energía, con finanzas paralizadas por una caída histórica de sus envejecidas plantas nucleares y por las medidas del gobierno para limitar las facturas de electricidad. 

En este contexto, el presidente galo prometió decenas de miles de millones en financiación pública para ayudar a EDF a construir hasta 14 nuevos reactores de aquí hasta 2050, con el propósito de mejorar algunas de sus anquilosadas plantas atómicas. 

Además de lo de Macron, es importante mencionar que los funcionarios tienen conversaciones sobre los beneficios de comprar a los socios minoritarios de Electricité y retirar a la empresa del mercado de valores, donde el gobierno es el accionista con 84 por ciento. 

Como se ha podido observar, el conflicto en la región del Donbás y sus inmediaciones ha generado una escalada de precios en los combustibles y los energéticos en todo el mundo, con especial énfasis en el continente europeo, donde naciones como Italia y España sufren los estragos de esta alza desproporcionada en los precios de sus combustibles y derivados.

La situación ha llevado a replantearse a muchas naciones si el regreso al modelo público de sus combustibles pueda generar un incremento sustancial de certeza dentro de sus inversiones y estabilizar de una vez por todas la alta volatilidad de sus mercados.

Lo que se pretende con urgencia es parar, de una vez por todas, que sigan desangrándose las empresas generadoras de energía en aquel país, cuyas pérdidas amenazan con traducirse en un efecto dominó sobre la economía lusa, como ya sucede en España o Italia.

Francia, al igual que muchas naciones, debe definir el curso y la manera en cómo instrumentar la estabilización de sus energéticos, México deberá concretar y ponerse de acuerdo entre sus legisladores para poder llegar al final de esta discusión. El momento para ser competitivos se acaba.

POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES

PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

PAL

 

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