LÍNEA DIRECTA

El extremismo

El extremismo en política es aquella concepción que se asume como la única verdad posible y que considera a los otros como enemigos

OPINIÓN

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Ezra Shabot / Línea Directa / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El extremismo en política es aquella concepción que se asume como la única verdad posible y que considera a los otros como enemigos a derrotar y eventualmente hacer desaparecer en todo sentido. El extremismo no dialoga, impone, ataca, insulta y ofende como mecanismo de afirmación de su postura, y lo hace con más fuerza mientras más poder va adquiriendo.

La fascinación por este tipo de discurso radica tanto en su simplicidad, como en la capacidad de proponer soluciones mágicas que difícilmente se convertirán en realidad. Por ello cuando las opciones extremistas llegan al poder generan un enorme daño que termina por destruir todo, incluso aquello que les permitió acceder a posiciones de gobierno.

La democracia mexicana está hoy amenazada por este tipo de pensamiento que desde la presidencia de la República radicaliza el discurso e impulsa a los extremistas dentro de su movimiento a rechazar cualquier opción negociadora con una oposición política y ciudadana a la que considera ilegítima y por lo tanto necesariamente destinada a ser destruida de una u otra forma.

El referéndum revocatorio no fue otra cosa sino la reafirmación de ese razonamiento binario sin matiz alguno. Se está con el Presidente o se es un traidor a la patria y por lo tanto se convierte en un sujeto a eliminar de una u otra forma. Las figuras negociadoras dentro de Morena han ido siendo sustituidas por los golpeadores profesionales cuyo objetivo primordial es demostrar que este gobierno tiene una agenda que no está a discusión y que el caudillo decide formas, tiempos y personas.

Es por ello que figuras como Ricardo Monreal, Marcelo Ebrard y otros que ya han dejado la administración morenista deambulan como fantasmas frente a la retórica cada vez más agresiva y excluyente del líder. Ni siquiera los claros signos de confrontación con Washington son suficientes para bajar el tono del discurso. Mientras la bomba no estalle, la radicalización del discurso se profundizará día con día.

El problema del extremismo es que cuando choca con la realidad termina generando un enorme daño a la sociedad por la pérdida significativa de ingresos reales y seguridad jurídica. Faltan dos años y medio para que López Obrador concluya su mandato y el daño ocasionado a la endeble democracia mexicana ha sido enorme.

El pensamiento único y la destrucción de instituciones como el INE permiten augurar un futuro próximo lleno de violencia con el objetivo de perpetuar algo denominado Cuarta Transformación, y que en el fondo no es más que el intento de perpetuar de una u otra forma la figura del caudillo.

POR EZRA SHABOT

@ezshabot

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