OTROS ÁNGULOS

Cuando fallan las matemáticas

La ciencia exacta está contra los mexicanos. En el proceso de toma de decisiones en el Pleno de la Suprema Corte de Justicia

OPINIÓN

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Raúl Cremoux / Otros Ángulos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La ciencia exacta está contra los mexicanos. En el proceso de toma de decisiones en el Pleno de la Suprema Corte de Justicia, 7 votos declaran la inconstitucionalidad de la Ley de la Industria Eléctrica pero son vencidos por 4 ministros (Zaldívar, Ortíz, Gutiérrez y Esquivel). ¿Cómo es posible que de 11 votos, 4 sean los definitivos para indicar que esa ley es la adecuada? La legislación derrotada buscaba la inversión de particulares y la reducción de emisiones de CO2 destinadas a combatir el cambio climático.

En definitiva, en la Suprema Corte se abre la puerta a generar energía eléctrica merced al combustóleo y al carbón en lugar de favorecer la energía solar, maremotriz, eólica e incluso la nuclear gracias a que 4 votos superaron a 7. ¿Responde esto a la razón o a la reducción al absurdo?

Ahora se pide a la oposición que en la Cámara de Diputados pongan freno a Morena que sin abrirse al hecho que el mundo busca generar energías limpias, obedece a un capricho retrógrado de favorecer a la Compañía de Luz alimentada por supuestos valores nacionalistas y del siglo pasado. Recordemos, 4 son más que 7, al menos para los ministros.

Viene otra igualmente gorda: la revocación de mandato. De entrada eso es un derecho ciudadano cuya mecánica es clara: cuando la población está harta de un funcionario público, pide al instituto electoral realizar una consulta que bajo ciertas condiciones y porcentajes, resulte vinculante para exigir su remoción. Aquí es lo contrario, es el gobierno quien promueve, pintarrajea muros, pone pegotes, arrienda espectaculares, instruye a funcionarios y acarrea a la población para que vaya a votar, ¡a favor de que el presidente de la República continúe en el cargo!

Así un derecho de la ciudadanía se transforma en un proceso propagandístico cuando nadie pedía que la inconformidad, ciertamente creciente, llegara a establecer una votación nacional que optará a favor o en contra. La prohibida intervención es de tal magnitud que el propio presidente fustiga constantemente al INE y les recorta los recursos para hacer ese no solicitado trabajo. El secretario de Gobernación señala que los encargados de realizar la votación “pronto se irán con la cola entre las patas”.

Los resultados son claros: de 92 millones de posibles votantes, solo 17 lo hacen. De 30 millones que en 2018 votaron por Amlo, solo 15 lo respaldan.

¿Cómo califica esto el gobierno? Como un triunfo de ellos y su patrón. Es inocultable, en estos dos casos las matemáticas nos fallan.

POR RAÚL CREMOUX

ESCRITOR Y PERIODISTA

@RAULCREMOUX

MAAZ