DESDE AFUERA

Ucrania y el problema ruso

Si alguna vez alguien se hizo ilusiones respecto a la diferencia en la conducta de las potencias bien podría buscar la historia reciente

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Si alguna vez alguien se hizo ilusiones respecto a la diferencia en la conducta de las potencias bien podría buscar la historia reciente de las intervenciones estadounidenses en Vietnam, Afganistán e Irak, y la experiencia soviética (rusa) en Kabúl.

Y esto viene a cuento por la actual invasión rusa en Ucrania, que al igual que sus predecesoras, se inició con base en perspectivas irreales y parece encaminada a terminar en fracaso político.

Sí, puede alegarse que el Ejército ruso retiene ahora territorios ucranianos y, según afirma el gobierno de Vladimir Putin, termina una primera fase del conflicto para pasar a la consolidación de las "repúblicas populares" de Donetsk y Luhansk.

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Pero la verdad sea dicha, esas regiones, habitadas por rusos étnicos que iniciaron rebeliones separatistas en 2014, con aliento y patrocinio encubierto del gobierno ruso, tras la guerra de anexión de la península de Crimea, eran ya prácticamente territorios rusos. La oposición armada de nacionalistas ucranianos –que el gobierno ruso acusa de "neonazis"– no era suficiente para evitarlo.

El cambio de retórica puede, sin embargo, ser una lavada de cara para el Kremlin y proclamar en unos días o semanas que su objetivo, la liberación de la minoría rusa en Ucrania y probablemente una neutralidad obligada, ha sido alcanzado.

De creer a los análisis occidentales, especialmente estadounidenses y británicos, el líder ruso estaba convencido de que la guerra sería rápida y fácil, que sus tropas serían bienvenidas como libertadoras, que podría aplastar resistencia, y poner un gobierno local amigo para proteger sus intereses, una vez que terminara la lucha. 

"Sin embargo, poco después de que comenzara la invasión, ninguna de estas fantasías se hizo realidad", escribió Gideon Rose en la revista Foreign Affairs.

De hecho, todo lo contrario.

Pero es una película vieja. En su momento, los estadounidenses se hicieron cuentas similares y enfrentaron consideraciones parecidas.

Por allá de mayo de 2003, el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, proclamó desde un portaaviones en el Océano Pacífico, que el objetivo de su país en Irak había sido logrado: "misión cumplida", proclamó.

Ciertamente, la intervención estadounidense en Irak logró demoler el régimen del partido Baath, de Saddam Hussein, y la eventual captura, juicio y ejecución del hombre fuerte. Pero no aseguró un gobierno estable ni un futuro próspero para los iraquíes, que luego del retiro estadounidense en 2011, enfrentaron una serie de conflictos internos, incluso el surgimiento del Estado Islámico (ISIS).

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Es difícil adivinar lo que viene. Rusia todavía está a tiempo de "vencer" a Ucrania en base a destruir el país sin ocuparlo, o usar armas nucleares tácticas, pero no elimina el hecho de que en términos reales el David ucraniano exhibió las limitaciones militares y la calidad política del Goliat ruso.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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