OTROS ÁNGULOS

Se trata de retirar a quien no ha cumplido

La Revocación de Mandato es un instrumento de la democracia participativa, es decir, es un derecho ciudadano, no del gobierno

OPINIÓN

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Raúl Cremoux / Otros Ángulos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En Las Suplicantes, Eurípides nos dice que “la debilidad de la democracia consiste en la existencia de oradores que se dirigen al pueblo para decirle que los ama cuando sólo buscan su interés. Se valen de calumnias y de mentiras incesantemente”. Añade: “La chusma se deja llevar por el placer de escuchar injurias y burlas”. Jenofonte indica: “Con cuánta facilidad el pueblo puede ser engañado: es más fácil con muchos hombres que con uno solo”.

Pericles apunta una lección que hoy nos viene como anillo al dedo: “El tiempo del engaño puede ser largo hasta que hay un momento que lo mucho lo rompe”. ¿No es acaso un exceso lo que hoy nos rodea y hasta nos hostiga? Puerta a puerta los brigadistas nos piden que el próximo 10 de abril vayamos a votar por Andrés Manuel López Obrador.

Exactamente como en 2018. ¿Ya acabó su tiempo de gobernante? Y aunque nos parezca que en la silla presidencial lleva una eternidad, aún le faltan dos años ocho meses 23 días. Afuera, en la calle, todos los postes tienen pegotes con su cara y una leyenda que dice: AMLO, no estás solo y viene la invitación de ir a votar. ¿Otra vez; por qué está solo; de quién es víctima; quién lo acosa? Vive en un palacio y dispone como si fuera emperador.

La voz pública nos atosiga para que tomemos nuestra humanidad y vayamos a votar en un papel que tiene dos preguntas: una, si estamos de acuerdo con que concluya su mandato, y otra, que lo reprueba. La Revocación de Mandato es un instrumento de la democracia participativa, es decir, es un derecho ciudadano, no del gobierno, y menos de quién es sujeto a una revocación. Revocar es un verbo transitivo que significa dejar sin valor o efecto una disposición.

En este caso, significa invalidar y alejar de su puesto como gobernante a quien hoy ocupa el puesto de Ejecutivo Federal. Por ello, en la boleta electoral del próximo 10 de abril, no debe haber dos preguntas, requeriría una sola afirmación: por diferentes razones ya expuestas, quiero que el Presidente abandone el puesto.

Punto. Para hacer esto posible, se requiere que 2.7 millones de personas, hartas de esta administración, se hubieran puesto de acuerdo para llevar su inconformidad ante el Instituto Nacional Electoral (INE) y este órgano ciudadano organizar las casillas para ratificar el posible voto al resto de la población. Pero no hay tal. El partido en el poder, capitaneado por quien es cuestionado, son los más interesados en llevarnos a votar. ¿El reino del absurdo o una oscura trampa?

POR RAÚL CREMOUX

ESCRITOR Y PERIODISTA

@RAULCREMOUX

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