COLUMNA INVITADA

En los mares de la educación

En lo que se refiere a la calidad de vida, los docentes alertan que su nivel de cansancio y estrés es más alto

OPINIÓN

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Antonio Argüelles / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México

En este espacio he insistido en la necesidad de conocer los efectos de la pandemia en la educación para instrumentar políticas sólidas que mitiguen el daño. Entre las herramientas más obvias para lograrlo están las pruebas estandarizadas, las cuales permiten identificar, hasta cierto punto, las lagunas en el aprendizaje. Los datos que aportan estas pruebas son importantes, pero no suficientes. Si queremos tener un panorama más completo de la situación educativa, es fundamental incorporar en el análisis la perspectiva de quienes viven el proceso de enseñanza cotidianamente en el aula: los docentes.

Con este objetivo, en Siete Mares Consultores llevamos a cabo una pequeña encuesta con 33 docentes de Educación Básica de seis estados de la república: Baja California, Ciudad de México, Morelos, Nuevo León, Sonora y Yucatán. Aunque los resultados, desde luego, no son representativos de la población, se pueden ver como una aproximación inicial a aspectos que convendría explorar con mayor detenimiento.

Para conocer su situación, primero preguntamos a los encuestados qué parte de lo que va del presente ciclo escolar ha sido presencial en su escuela. Únicamente 24 % afirma que su escuela ha estado abierta durante todo el ciclo escolar (o la mayor parte); en cambio, 42 % reporta que su escuela ha permanecido mayoritaria o totalmente cerrada durante este periodo. 

Otro dato que nos interesaba conocer de los docentes encuestados era con qué porcentaje de sus alumnos habían perdido contacto durante la pandemia. De cada diez maestros, sólo uno no perdió contacto con ningún alumno; siete perdieron contacto con 1-20 % de sus estudiantes, y dos perdieron contacto con más de 20 %.

En lo que se refiere a la calidad de vida de los docentes, el deterioro es evidente: tres de cada cuatro encuestados sostienen que su nivel actual de cansancio y estrés es más alto (36 %) o mucho más alto (39 %) que antes de la pandemia. Esto puede deberse, en buena medida, al tiempo que dedican a sus labores. Casi ocho de cada diez maestros afirman que éste es mayor (15 %) o mucho mayor (64 %) que el tiempo que dedicaban a su trabajo antes de la emergencia sanitaria.

Los encuestados tienen percepciones disímiles acerca del efecto de la pandemia sobre sus estudiantes en distintos rubros. En cuanto al bienestar físico, la mayoría (60 %) considera que el efecto fue algo o poco fuerte. En el bienestar socioemocional se presenta la mayor discrepancia: 36 % considera que las consecuencias fueron fuertes o muy fuertes, pero 39 % opina que fueron poco o nada fuertes. En lo referente al progreso académico, el punto de vista preponderante (45 %) es que el efecto de la pandemia fue algo fuerte; lo mismo se puede decir sobre la incidencia en las oportunidades futuras de los estudiantes (53 %).

Por último, los cinco retos principales a los que se han enfrentado los docentes encuestados son rezago académico (76 %), problemas socioemocionales de los estudiantes (52 %), ausencias constantes (42 %), cansancio y estrés propios (36 %) y adaptación de sus planeaciones didácticas (36 %).

Estos resultados, aunque de carácter exploratorio, nos permiten reflexionar sobre el tipo de problemas que enfrentan quienes nadan todos los días en los mares de la educación. Sólo si los escuchamos podremos comprender qué necesitan para enfrentar las olas y superar la corriente.

POR ANTONIO ARGÜELLES
COLABORADOR
@MEXICANO_ACTIVO

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