ACCESO LIBRE

La gente de Putin en México

Fue una provocación. La instalación del grupo de amistad México-Rusia en la Cámara de Diputados

OPINIÓN

·
Carlos Zúñiga / Acceso Libre / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

Fue una provocación. La instalación del grupo de amistad México-Rusia en la Cámara de Diputados el pasado miércoles iba más allá de una simple ocurrencia de los diputados títeres del actual régimen. Hubo una intención de llamar la atención y tener reacciones.

Para conseguirlo, utilizaron al hombre que más simpatías tiene con los regímenes fascistas y dictatoriales: el líder nacional del Partido del Trabajo, Alberto Anaya. De ser un incipiente líder social, el maestro Beto Anaya adquirió fuerza política nacional a principios de la década de los noventa cuando fue creado el Partido del Trabajo, un feudo personal que le fue regalado por Raúl Salinas de Gortari, el hermano incómodo de Carlos Salinas. ¿La intención? Debilitar al recién creado Frente Democrático Nacional, escisión del PRI; un partido satélite cercano al poder y con las canonjías económicas.

En 2017, Beto Anaya visitó Corea del Norte, una dictadura comunista y dinástica que ha pasado de abuelo, padre e hijo, un país hermético señalado por la violación sistemática a los Derechos Humanos, por su política belicista y por mantener a más del 40% de los norcoreanos desnutridos. Anaya ve a Corea del Norte y a su líder como un modelo, y en una carta se desvivió en elogios para el régimen comunista de Kim Jong Un, del que dijo que los “progresistas del mundo sienten una gran admiración por las grandes hazañas”.

Pero lo de Rusia es otra cosa. En medio de la negativa de Andrés Manuel López Obrador de condenar la invasión a Ucrania y la reciente mala experiencia con el Parlamento Europeo, fuera de nuestras fronteras se da la impresión de que México se decanta a favor de las acciones de Putin, al nivel de naciones como Cuba, Venezuela y Nicaragua.

El enojo del embajador Ken Salazar con los diputados federales no es para menos. En un mundo donde se está librando una lucha por la libertad, la democracia y la libre determinación de los pueblos, Alberto Anaya Gutiérrez con la venia de Palacio Nacional, parece no darse cuenta del error político que su postura y la del PT, están ocasionando en la relación con nuestro vecino y principal aliado; ponerse del lado ruso, es ponerse del lado de la autocracia, del poder concentrado en un solo hombre, estar a favor de vasallos y no de ciudadanos, es simplemente estar del lado equivocado de la historia.

En Estados Unidos hubo registro de esta acción. En una declaración bajo juramento ante el Senado, el jefe del Comando Norte, Glen VanHerck, informó que la agencia de espionaje militar de Rusia tiene desplegados en territorio mexicano a más oficiales que en cualquier otra nación del mundo. No es algo nuevo, pero el hecho de mencionarlo en un foro donde tendría eco mundial es un síntoma de cómo están las cosas.

La abierta simpatía del PT por Rusia y la ambigüedad presidencial, parecen reforzar la idea de que México sí se ha inclinado por un lado de la balanza; el lado equivocado. Además de los espías, ya sabemos bien quiénes son los hombres de Putin en México.

POR CARLOS ZÚÑIGA PÉREZ 

@CARLOSZUP 

MAAZ