ARTE Y CONTEXTO

El Muralismo y su revisión en su primer centenario. Parte II

¿Qué hay de las mujeres pintoras?

OPINIÓN

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Julen Ladrón de Guevara / Arte y Contexto / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Este año estamos celebrando el centenario del muralismo y me parece oportuno hacer una revisión de lo que significa este movimiento para nuestro país. En lo particular, la investigación de este momento de la historia mexicana me parece emocionante, porque es el punto de partida para la conformación de un Estado nación como lo conocemos, y porque hay muchas líneas narrativas de las que nos podemos agarrar para refrescar algunos de los temas que nos han enseñado mal. Generar nuevas perspectivas a partir del arte, pero tomando en cuenta el comportamiento social, la vida cotidiana, los eventos políticos internacionales y todo lo que se entremezcla con los acontecimientos de esos tiempos es muy útil para conocernos. Saber de dónde venimos nos da una idea de por qué decidimos tomar ciertos caminos y si tenemos suerte, podremos reflexionar para mejorar nuestro destino. O no. Desconocer hacia dónde vamos y por qué nos comportamos de determinada manera nos deja en un limbo constante, como si viviéramos con la mitad de las piezas de nuestro rompecabezas perdidas, sin Google Maps en medio de la selva de asfalto que es nuestra existencia.

Prueba de ello es lo difícil que resulta para las mujeres tener un lugar en la historia del arte en general, aun en 2022. Por ejemplo, hace cien años las mujeres no podían ser muralistas fácilmente porque se consideraba que no tenían las habilidades físicas ni intelectuales para treparse en un andamio, menos aún para concebir una pintura grande con temas trascendentales que abarcara toda una pared. Esas labores pertenecían al ámbito de lo masculino, por tanto, el movimiento muralista era de hombres. De hecho, ser pintora estaba mal visto porque había que manipular materiales rudos, dibujar desnudos, construir soportes, etc. El caso de María Izquierdo es uno de ellos, porque a pesar de que Diego Rivera la invitó a formar parte de la Escuela Nacional de Bellas Artes por el talento que poseía, sólo duró 15 meses. Resulta que sus compañeros la bulleaban diciendo que estaba ahí porque era amante de Rivera, que era una cualquiera, que debería regresar a su casa a cuidar a sus hijos y demás agresiones similares. De hecho, María tuvo un proyecto importante para pintar unos murales en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento en el zócalo de la CDMX, pero la bajaron de los andamios el mismo Rivera y otros pintores, arguyendo que no tenía la capacidad para realizarlos.

Sin embargo, hubo una mujer que sí lo logró. Aurora Reyes, poeta, líder sindical, feminista comunista acérrima, quien influyó también en el voto femenino, fue la primera mujer mexicana muralista y pintó “Atentado contra las maestras rurales” en el Centro Escolar Revolución. Una obra con gran fuerza que demostraba que una mujer podía ser muralista, una gran hazaña para la época.

Como mexicanos, a todos nos suena Rivera, Orozco y Siqueiros, y sabemos que la palabra Muralismo está relacionada con ellos, pero nombres como el de Aurora Reyes, María Izquierdo, Olga Costa, Rina Lazo, Elena Huerta, Lilia Carillo, entre otras artistas mexicanas, también han forjado el patrimonio cultural y artístico de una nación que nos pertenece a todos por igual.

POR JULÉN LADRÓN DE GUEVARA
CICLORAMA@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@JULENLDG

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