El ambiente está tan polarizado en México que, quienes caminan junto al presidente Andrés Manuel López Obrador magnifican todas las obras y acciones de la 4T y, quienes están en contra, magnifican todo lo negativo y sus errores.
Hoy, como pocas veces, están marcados los polos opuestos en la política, los medios de comunicación y la sociedad.
Desde la óptica de AMLO todo es maniqueo: Hay un pueblo bueno y un pueblo malo.
Esa es la razón que impide a muchos tener una visión más equilibrada de los hechos, de las acciones de gobierno y, por supuesto, de las obras insignia de la 4T.
Lo vemos ahora con la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
Quienes aborrecen al gobierno de Morena destilan odio, clasismo y racismo. Magnifican los detalles negativos sobre lo útil que podría resultar la obra.
Es cierto que el AIFA se inauguró sin estar concluido al 100 por ciento, como también es verdad que no es fácil llegar y que está por verse si en verdad servirá para desahogar la saturación que sufre el Aeropuerto Internacional Benito Juárez.
Hay muchas dudas y escepticismo, porque el gobierno carece de capacidad de autocrítica y le cuesta trabajo reconocer los yerros.
También es una realidad que les conviene que todo mundo hable de esto, en lugar llevar la conversación a lo que pasa con la economía, la inflación, la inseguridad y las disputas en el gabinete.
Sobre la nueva terminal aérea la mayor parte de los reportes informativos y las tendencias en redes sociales, giraron alrededor de las tlayudas (que ni tlayudas eran), de los recuerditos con la imagen de López Obrador, de los acarreos aéreos y de lo que bautizaron como la “central avionera”.
Sin duda eso es parte del folklor y la crítica. Y se vale, porque cuando es recibida como retroalimentación, permite corregir fallas y malas decisiones.
Sin embargo, pierden fuerza cuando provienen de gente que ni siquiera ha puesto un pie en el Felipe Ángeles.
Hablan de oídas y con base en imágenes que se reproducen como hongos.
Eso no abona, como tampoco las voces que hacen parecer a la obra como la panacea. Como la solución mágica a la demanda en el sistema aeroportuario del Valle de México.
Es cierto que se construyó en tiempo récord, que será una obra emblemática de la ingeniería militar y que se hizo sin deuda pública.
También es verdad que tardará algunos meses en operar al 100 por ciento y no será fácil llegar en esta primera fase, porque además de que faltan vías para su conectividad, las plataformas digitales de navegación se actualizarán hasta junio o julio, me comentó un funcionario federal.
Pero lo que también es importante decir es que el AIFA no es una central camionera.
Su edificio terminal, su torre de control y gran parte de la construcción compiten y hasta superan a otras obras en el extranjero. Incluso, cuentan ya con el reconocimiento de organismos internacionales, autorizados en la materia.
El empresario Carlos Slim y el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, por citar dos ejemplos, calificaron al AIFA como “espectacular”.
Por esas y otras razones es importante dejar que el nuevo aeropuerto termine de entrar en operaciones. Ya después hablaremos de si resultó o no, cómo se lo propone el Presidente.
Por lo pronto, recuperemos la agenda para hablar de lo grave que está la situación económica y la sequía en el país, dos temas que, si no se atienden pronto, provocarán serios problemas a los mexicanos.
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César Yáñez, ex vocero de AMLO, nunca ha dejado de estar cerca de él. De hecho, una fuente cercana a Palacio Nacional me dice que su presencia en actos públicos será cada vez más frecuente, como ocurrió en el evento de inauguración del AIFA.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “En política todas las victorias son efímeras, y todas las derrotas son provisionales”.
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
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@ALFREDOLEZ
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