COLUMNA INVITADA

México y la protección consular

Durante las últimas décadas, nuestro país ha destacado en el panorama internacional gracias al alcance, calidad y oportunidad de las acciones

OPINIÓN

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Emilio Suárez Licona / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Durante las últimas décadas, nuestro país ha destacado en el panorama internacional gracias al alcance, calidad y oportunidad de las acciones que emprende el Estado mexicano, a través de las representaciones consulares y diplomáticas en el exterior para salvaguardar los derechos y la integridad de nuestros connacionales en el extranjero.

En ese sentido, destaca la pertinencia de realizar un ejercicio de reflexión sobre el particular, habida cuenta del contexto y la coyuntura global en el marco del conflicto armado entre la Federación de Rusia y Ucrania, considerando el impacto específico de dicho fenómeno en la vida de cientos de mexicanas y mexicanos.

La política exterior de nuestro país enmarca una larga tradición en materia de protección consular. En ese sentido, fue la Ley Consular de 1874 el primer marco normativo que estableció cabalmente el deber de nuestros cónsules de brindar protección a los mexicanos transeúntes o residentes en otros países.

Posteriormente, el desarrollo de nuestra legislación fue confirmando tal encomienda, al tiempo de establecer nuevos mecanismos de asistencia y protección que derivaron en una dinámica generalizada y sostenida de expansión y fortalecimiento de nuestra red consular, en el contexto del aumento de los flujos migratorios de mexicanos hacia el exterior —principalmente hacia Estados Unidos—.

No resulta exagerado afirmar que nuestro país es referencia obligada a nivel internacional en materia de servicios consulares. Lo anterior, considerando que las actividades de nuestras representaciones no se limitan a la implementación de acciones de protección para vigilar el respeto de los derechos humanos de nuestros connacionales en situaciones de injusticia y arbitrariedad, ni a la expedición de pasaportes, matrículas, actos del registro civil y demás certificaciones, sino que dicha encomienda ha tenido que replantearse a efecto de incorporar una visión integral en la asistencia de los mexicanos en el exterior, mediante una perspectiva amplia y preventiva apoyada en nuevos mecanismos en materia de educación, salud, inversión social y vinculación cultural y académica.

Por ello, en la presente coyuntura, no sorprende la respuesta del Estado mexicano a efecto de garantizar la protección de nuestros connacionales, en este caso aquellos que por diferentes circunstancias están o estaban ubicados en Ucrania al momento del inicio de las hostilidades —aproximadamente un centenar de familias—. Dicha respuesta se ha reflejado en la activación de los protocolos consulares correspondientes para repatriar a varias decenas de mexicanos, en el marco del establecimiento de un corredor humanitario hasta la frontera con Rumanía.

En tales circunstancias, la atención pública habrá de seguir enfocada en dar puntual seguimiento a las iniciativas y buenos oficios nacionales e internacionales que coadyuven en el cese de las hostilidades en Europa del Este, y a la resolución de la crisis humanitaria correspondiente, al tiempo de seguir siendo partícipes de los esfuerzos que una vez más nos dan testimonio fehaciente de la pasión y el compromiso que despliegan día tras día los funcionarios consulares de nuestro país en el exterior, en beneficio de las y los mexicanos en situaciones de peligro o vulnerabilidad.

POR  EMILIO SUÁREZ LICONA 
CONSULTOR Y PROFESOR EN LA UNIVERSIDAD PANAMERICANA 
@EMILIOSL 

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