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No seremos Dinamarca

La pifia del Instituto de Salud para el Bienestar es la prueba más palpable de la falta de conocimiento y técnica que priva en toda la administración federal

OPINIÓN

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Carlos Zúñiga / Acceso Libre / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

La pifia del Instituto de Salud para el Bienestar es la prueba más palpable de la falta de conocimiento y técnica que priva en toda la administración federal. El descontrol absoluto en el Sector Salud es consecuencia directa de las decisiones erróneas, negligentes y absurdas del presidente López Obrador. Y este capricho del Presidente está poniendo en serio riesgo la salud de millones de mexicanos.

El Insabi fue creado con la intención de proporcionar servicios de salud gratuitos a 69 millones de mexicanos, reemplazando al Seguro Popular, programa al que el Presidente se refirió despectivamente como que “no es seguro, ni es popular”; los tercos datos lo contradicen. En 2004 sólo 5.2 millones de mexicanos tenían seguridad de salud; para el 2019, 52 millones de personas se habían afiliado al Seguro Popular. Para 2019, cuatro de cada diez mexicanos tenían cobertura de servicios médicos. A dos años de su creación, el Insabi ni siquiera fue capaz de surtir los medicamentos mínimos necesarios. Un rotundo fracaso.

Ahora, como una forma de lavarse la cara, el gobierno federal anunció que para el 1 de abril de 2022, el IMSS se hará del control de la estructura sanitaria estatal, centralizando lo servicios de salud y focalizándose únicamente en los servicios  médicos básicos de primero y segundo nivel, lo que implicaría que carecería de distintas especialidades. Es decir, las enfermedades graves que padecen los mexicanos como cáncer, diabetes, hipertensión o padecimientos cardíacos no podrán tratarse. Pésimas noticias luego de las severas secuelas que la COVID-19 ha dejado entre la población. Será un servicio médico a medias, donde el problema de fondo seguirá ahí, no habrá forma de que IMSS-Bienestar  pueda atender la totalidad de personas en situación de rezago sanitario, porque lo que ya se había construido, decidió dinamitarlo.

Lo que va a ser un cambio improvisado en el sistema de salud mexicano, puede ser también la oportunidad para detectar los movimientos con miras a 2024; recientemente algunos sectores intelectuales y radicales de la 4T, han deslizado la posibilidad de proponer como un suspirante más a Palacio Nacional a Zoé Robledo, director del IMSS y el encumbrado funcionario que tendrá la difícil tarea de darle operatividad al  IMSS-Bienestar. Será interesante ver si es capaz de darle por lo menos certeza a los millones de mexicanos que al día de hoy, no tienen servicio médico. Y la mayor prueba del IMSS, que según expertos no podrá con esta nueva encomienda.

El Seguro Popular no era perfecto, pero lo que quedó fue mucho peor y lo que viene es una incertidumbre, sin siquiera tener un presupuesto asegurado. Si no hay financiamiento, no habrá seguridad.  A principios de su sexenio, el presidente prometio “un sistema de salud como el que tienen en Canadá, Reino Unido, Dinamarca. De lo mejor”. Luego puso una fecha para cumplirlo, meta a la que no llegó. Ese día, se ve cada vez más lejano. Lamentablemente con la salud y la vida de muchos mexicanos de por medio.

POR CARLOS ZÚÑIGA PÉREZ 

@CARLOSZUP 

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