MISIÓN ESPECIAL

La política, la guerra y el resentimiento

Ante el triunfo, el resentido, lejos de curarse, en muchas ocasiones empeora, y de ahí viene su violencia vengativa al alcanzar el poder

OPINIÓN

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Martha Bárcena Coqui / Misión Especial / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El gran médico y escritor español Gregorio Marañón, en su libro sobre el emperador romano Tiberio, cita a Miguel de Unamuno: “Entre los pecados capitales no figura el resentimiento y es el más grave de todos, más que la ira, más que la soberbia”.

Plantea que el resentimiento es una pasión que puede conducir a la locura y al crimen y sostiene la dificultad de definir la pasión del resentimiento. Esta se deriva de la percepción de agresión por otros seres humanos y de un sentimiento de inferioridad, de humillación. Marañón hace una descripción de los rasgos que caracterizan a los resentidos, que suelen ser hombres y mujeres inteligentes, y, a veces, genios.

Señala que, ante el triunfo, el resentido, lejos de curarse, en muchas ocasiones empeora, y de ahí viene su violencia vengativa al alcanzar el poder.

El resentimiento también puede ser instigado en los pueblos, a través de la construcción de una narrativa de humillación, de abuso por parte de otros.

Planteo la relevancia de la pasión del resentimiento en la guerra de Ucrania. Cómo construyó Putin una historia de humillación de la grandeza de Rusia por parte de Occidente en general y de la OTAN en particular. Esa humillación y resentimiento consecuentes serían la justificación de la actual invasión a Ucrania.

Según George Steiner, en un artículo sobre la obra de Alexander Solzhenitsin, la “historia rusa ha sido la de un sufrimiento inconcebible y una continua humillación”, en la que existe una visión de Rusia como tierra santa, elegida. Esta visión permea en buena medida el discurso de Putin y sus seguidores.

En la misma obra sobre Tiberio, Marañón afirma que la embriaguez del poder atiza en el resentido su tendencia a la venganza y los “reinados” de los resentidos se dividen en dos etapas: una inicial buena, y la segunda, mala. Al parecer el deseo de Putin de pasar a la historia vengándose de las percibidas humillaciones de Occidente y de Ucrania para restaurar la grandeza de Rusia, pesó más que la racionalidad para evitar la debacle económica derivada de las sanciones.

¿Cómo enfrentar las reivindicaciones fundadas en un resentimiento histórico para lograr un alto al fuego y, posteriormente, una negociación que satisfaga las demandas de Rusia y Ucrania?

Rusia exige el reconocimiento de la anexión de Crimea, de la autonomía de las “repúblicas populares” de Donetsk y Luhansk, la “neutralidad” de Ucrania y su desmilitarización con la renuncia explícita a incorporarse a la Unión Europea y a la OTAN.

Ucrania reivindica su derecho a existir como país libre y soberano, a decidir su adhesión a los mecanismos y esquemas de seguridad que convienen a sus intereses. Se niega a reconocer a Crimea como parte de Rusia y la autonomía de Donetsk y Luhansk.

Las posiciones están muy alejadas, mientras se bombardea Kiev y lugares cercanos a la frontera con Polonia. Los intentos de disuasión del presidente de Francia, Macron y del Canciller alemán, Scholz, han sido infructuosos, como lo fue la conversación en Turquía entre los cancilleres ruso y ucraniano y el viaje del primer ministro israelí a Moscú. China se perfila como el único mediador posible.

POR MARTHA BÁRCENA COQUI
EMBAJADORA EMINENTE
MARTHA.BARCENA@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@MARTHA_BARCENA

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